Estado de la Región

Centroamérica desaprovecha su capacidad para producir energías limpias

El consumo eléctrico en Centroamérica casi se duplicó entre el 2000 y 2012

El potencial de la región Centroamericana para producir energía eléctrica por medio de fuentes renovables no se aprovecha en su totalidad, tanto en fuentes hidroeléctricas y eólicas, como con la producción de energía geotérmica y solar, según datos revelados este martes por el Informe Estado de la Región.

En casos como el de la energía solar, estimaciones conservadoras muestran que la región Centroamericana posee entre 2 y 3 veces más radiación solar anual que con la que cuentan líderes mundiales productores de este tipo de energía renovable, tales como Alemania.

La energía eólica es otro recurso que se aprovecha muy poco. El informe indica que la capacidad instalada para producir energía con la fuerza del viento, principalmente en Nicaragua, Costa Rica, Honduras y Panamá representa solamente el 1% del potencial del recurso disponible en la región.

El enorme desafío que posee la comunidad Centroamericana para aprovechar la gran cantidad de recursos que posee es notorio, principalmente por las ventajas económicas y ambientales que traería caminar hacia la producción energética utilizando lo menos posible de fuentes no renovables.

Diego Fernández, encargado de estadística del Proyecto Estado de la Región, indica que los países centroamericanos enfrentan un desafío ineludible de transformar su forma de producir energía eléctrica, en pro de depender cada vez menos de la producción de energía por medio del petróleo.

Si bien es cierto hay países como Panamá, Honduras y Nicaragua que están muy rezagados en materia de energías renovables, al producir 52%, 44% y 34% respectivamente, Guatemala y El Salvador tiene un proporción cercana al 65% de la totalidad de su producción eléctrica y Costa Rica es líder en energías renovables al producir el 90% de electricidad con fuentes renovables.

La utilización de petróleo en la región implica una carga económica importante, tanto para la economía de cada país como para el precio de la electricidad para la población.

Consumo eléctrico se ha duplicado

Si bien los datos del informe evidencian que el consumo eléctrico en Centroamérica entre el año 2000 y el 2012 (pasando de 22.000 a 37.500 gigavatios-hora al año) casi se duplicó y la capacidad para producir energía claramente aumentó, gran parte de ésta se continúa obteniendo de combustibles fósiles que conllevan un alto impacto económico y ambiental.

El incremento no solo se debe al aumento de la población en la región, sino que también las personas cada vez consumen más electricidad.

En casos como Costa Rica, Panamá y Belice sus habitantes consumen entre 1.500 y 2.000 Gigavatios-hora promedio por persona anuales, mientras que en el resto del Istmo el consumo oscila entre 500 y  750 Gigavatios-hora.

Datos de “Estadísticas de Centroamérica 2014” del Programa Estado de la Nación indica que cerca del 60% de la electricidad en Centroamérica se produce a partir de fuentes renovables, con un 42% que proviene de la generación hidroeléctrica y 18% restante correspondiente a la producción geotérmica y eólica.

El otro 40% de energías no renovables está compuesto por 36% de petróleo y el restante 4% por carbón.

Uso del petróleo aumentó costos

Entre el 2000 y 2012 el precio internacional del petróleo tuvo dos momentos de alza importantes (el 2003 y 2008 y el segundo a partir del 2010), contexto que no sólo ha traído un alza en el costo de la electricidad para los consumidores, sino también una inversión mayor para los estados en la producción de energía eléctrica.

Para los países centroamericanos esta factura pasó de 3,5% del PIB en promedio en el 2000 a 8,4% en el 2008 y luego un 8,2% en el 2012. Nicaragua y Honduras pagan la mayor factura, con 12,2% y 11,7% del PIB respectivamente, en contraste con Costa Rica, cuyo gasto representa un 4,8% de su producción interna.

El informe muestra que la falta de producción en energías limpias no es una deficiencia tecnológica, sino un lamentable faltante de recursos económicos para la construcción de proyectos de infraestructura que permitan aprovechar el alto potencial de la región en energías renovables.

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