Durante muchos años, las zonas costeras de Costa Rica o las cercanas a las fronteras han estado alejadas del desarrollo y más bien sumidas en la peor pobreza del país.
Tanto Limón, como los sectores limítrofes de Peñas Blancas, Los Chiles, Paso Canoas, Upala, etc., a pesar de ser zonas donde el trasiego de mercaderías es bastante grande, no han gozado de la prosperidad esperada de las economías a las cuales se deben.El sector norte del país, sobre todo las localidades de Los Chiles, Upala y Caño Negro, convergen en ser los espacios con menores índices de crecimiento económico.
Durante mucho tiempo han sido sectores abandonados a las migajas de los gobiernos que llegaban a pedir votos a cambio de esperanza; pero, así como los votos fueron intangibles, tampoco la esperanza nunca llegó.
No se espera que el desarrollo llegue del cielo. Estamos en una coyuntura diferente y sabemos que solo con el trabajo duro se logrará alcanzar el anhelado desarrollo. Todos debemos poner de nuestra parte. Esta es una verdad ineludible. Y más ahora, sabiendo que el país está un poco en deuda con estas regiones, debemos de tratar, como nación, de alentar la economía interna para mantener la paz social de la cual estamos tan orgullosos. En la medida que la gente tenga salarios justos y haya mecanismos donde obtener trabajo, tendremos una mejor estabilidad social.
Ojalá que los nuevos planes del Presidente Solís no se los lleve el viento y que la nueva carretera de Caño Negro sea una realidad pronto, así como la finalización de la trocha fronteriza y como un asunto muy importante del cantón de Los Chiles, que se establezca la base o control migratorio y de aduanas en el cantón antes citado.
Es necesario que la Zona Norte, uno de los lugares más bellos del país en su dimensión de paisaje y naturaleza, tenga la oportunidad en un futuro no muy lejano de la prosperidad económica y de la mejoría en sus servicios, tanto en salud como en educación.