Apetitosas en exceso y para nada eróticas resultan en cambio las parejas que en Costa Rica desean la fecundación en vitro, que la legislación del país debe autorizar para cumplir con los convenios internacionales que previamente, y sin amenaza alguna, ha firmado. En este caso, emperadores y sumos pontífices romanos radicados en la Asamblea Legislativa han resuelto, desde su esperanza de ganar el Cielo, que quien, por capricho incomprensible y contrariando la voluntad de Dios, desee un hijo de óvulo fertilizado fuera del cuerpo de la madre (la que mañosamente ha provisto el óvulo) debe garantizar judicialmente que el semen proviene de su esposo o pareja eterna. Prohíben de esta manera la donación de esperma y la fecundación de mujeres sin pareja. De paso, liquidan al marido infértil. Esto, dicen los diputados-pontífices, que provienen del PLN (a quien Johnny amenazó con liderar), de la Alianza Demócrata Cristiana y del Movimiento Libertario (¡!), “garantizará el derecho de los hijos a tener un padre y una madre”. Según ellos, así crecerán en una “familia consolidada”. El proyecto establece que en los casos que Costa Rica haga goles en otro Mundial de fútbol, o los reciba, lo de “familia consolidada” se declara suspendido.
Otro artículo exige que los matrimoniados padres “in vitro” estén en plena capacidad cognoscitiva y volitiva, tengan salud perfecta (el diagnóstico debe provenir de una clínica cristiana, porque la CCSS se considera laica e impura en estos asuntos) y prueben su salud mental (se sugiere pasen una entrevista con el obispo Ulloa, quien desalojará de ellos cualquier síntoma de posesión satánica). Pasadas estas pruebas leoníferas, el procedimiento clínico asegura casi que la mujer involucrada como madre potencial en el proceso no se embarazará (por el precario número de óvulos fertilizados: 3; la cantidad óptima para alcanzar éxito, en opinión de Satán, es 15). Mostrando su lado generoso, los faraones señalan que los padres “in vitro” que logren tener hijos deben jugar a la Lotería Nacional el domingo siguiente.
Entrevistada la Virgen de los Ángeles declaró: “En esas condiciones no existiría culto mariano”. Su comentario, sin embargo, fue recibido con vítores por los diputados evangélicos, quienes no forman parte de la Comisión de Asuntos Sociales de la Asamblea. Los dejaron fuera porque en este punto son finamente extremistas.
El asunto sería cómico si no violase brutalmente derechos humanos. Si los diputados de Costa Rica (que representan a los ciudadanos costarricenses, no a sus almas) quieren discriminar a quienes desean tener hijos y por algún motivo requieren hacerlo con fecundación asistida, basta con que declaren delito esa práctica ,y a quienes se involucren de cualquier manera en ella, como criminales. Así al menos el resto del mundo podría introducirse al abismo de hipocresía que separa doctrinalmente a algunas experiencias cristianas de derechos humanos.
A estos cristianos se los comerían los leones por no lavarse los pies. Según los médicos, no lavarse los pies mata el alma. De ahí la hediondez.