Hay tensión entre los resulta-
dos de la investigación histó-
rica y la teología católica y
protestante: la primera obliga a la
teología a repensar su cristología
y la comprensión de expresiones
cristológicas. Analicemos la lucha
armada de Jesús.
No hay duda que los autores de
las narraciones evangélicas calla-
ron o editaron convenientemente la
información sobre Jesús (aunque no
se puede afirmar que mediara mala
intención). Sin embargo, si se revi-
san los textos bíblicos con atención,
se tiene otra perspectiva sobre Jesús:
1)en las dos fuentes más antiguas
de la tradición sinóptica (Marcos y
Fuente Q) no hay ninguna condena
explícita de la violencia; 2)en Mc
11,15-18, la purificación del Templo
puede ser relacionada con una in-
surrección política en la que estuvo
implicado un tal Barrabás (Mc 15,7
y Lc 23,19); 3)el conato de violencia
en Getsemaní (Mc 14,47); 4)el ideario
político-religioso de Jesús (Mc 11,7-
10): su ostentosa condición como me-
sías de Israel; 5)la hostilidad entre
Jesús y Herodes Antipas (Lc 23,7-12);
6)la intervención violenta de Jesús
en el templo (en los 4 evangelios); 7)
los sobrenombres de carácter vio-
lento en algunos de los discípulos
de Jesús (Mc 3,17 y Lc 6,15-16: Simón
y Judas Iscariote, “celotas”, y San-
tiago el Mayor y Juan, Boanerges o
“Hijos del trueno”); 8)la acusación
pública mesiánica reiterada (Mc.
15,26 y 32); 9)la predicación del rei-
no de Dios con sus características
de bienes materiales y espirituales
que la divinidad concedería tras la
intervención de doce legiones de án-
geles para expulsar a los malvados
(Mt 26,53); 10)el convencimiento de
los seguidores de Jesús del carácter
político del Reino (Hechos 1,6); 11)el
temor a una revuelta del pueblo (Mc 14,2);
12)la instrucción de que cada discípulo
“compre una espada” (Lc 22,36); 13)“Se-
ñor, ¿herimos a espada?” (Lc 22,49-50) y
de donde se colige que Jesús y los suyos
iban armados para una contienda y es-
taban dispuestos a presentar resistencia
armada; 14)hay armas de combate (del
griego “máchaira”, espada de dos filos
que, con todo y vaina, pesaba cerca de 5
kilogramos) en manos de los seguidores
de Jesús -ya antes de la mención de su
uso en el Monte de los Olivos (Lc 22,36-38:
dos espadas)- y utilizada por el ejército
romano (s. II a.C.-63 d.C., según Polibio
de Megalópolis); 15)son usadas esas ar-
mas en un enfrentamiento (Mc 15, 7 y Lc
23, 19); 16)Jesús es detenido por tropas
abundantes (Jn 18,3 y 12: una “cohorte”,
entre 500 y 600 soldados) y al mando de un
tribuno; 17)sucesos acaecidos en el monte
de los Olivos (Mc 14,26-52; Mt 26,30-56;
Lc 22,39-53), lugar vinculado a revueltas
político-religiosas; 18)en Mt 27,17 y 22,
se refiere a Jesús como “el llamado Me-
sías”; 19)sobre la incitación a la rebelión
popular y la condena del pago del tributo
(Lc 23,2 y 14); 20)Jesús muere crucificado
a manos de los romanos (sentenciado a
‘muerte agravada’ para rebeldes políti-
cos, en Mc 15, 27); 21)Jesús crucificado
con ‘rebeldes’ (“léstai”, según F. Josefo)
en Mc 15,27 y en Mt 27,38, sin nombres, y
plausiblemente por olvido voluntario de la
tradición, aprendidos y castigados con él,
y puesto Jesús en medio de ellos (Jn 19,18)
insinuando su liderazgo dentro del grupo
y, a la vez, como castigo ejemplar para
quienes los vieran; 22)y, por supuesto, en
cuanto hecho histórico, el título punzante
de su causa condenatoria: “el rey de los
judíos” (Mc 15,26; Lc 23,38; Mt 27,37; Jn
19,19), cuyo “titulus” en lo alto de la cruz o
en el cuello del condenado debía aparecer
como calificación legalmente adecuada de
la acción del condenado a muerte.
En investigación la hipótesis explica-
tiva más simple y unitaria (convergencia
de los datos) es la que debe ser preferida:
el proceder de Jesús denota a otro Jesús
partidario de la lucha armada y es, como
mínimo, verosímil. Razones y evidencia
son la clave interpretativa.