Arancel subió para importación de arroz pilado: Liberalización inmediata del arroz mataría 60.000 mil empleos en las zonas más pobres del país

El incremento en el arancel a la importación de arroz listo para el consumo pretende darle un último respiro a la producción arrocera nacional

El incremento en el arancel a la importación de arroz listo para el consumo pretende darle un último respiro a la producción arrocera nacional para que mantenga el empleo en las zonas rurales. (Foto: Katya Alvarado)

El aumento del arancel a la importación de arroz desde el Cono Sur por cuatro años, le dará una última oportunidad a la producción nacional para mejorar sus rendimientos y bajar sus precios.

Cerca de 60.000 empleos en las zonas más pobres del país se escudan detrás del incremento al arancel que estableció el Ministerio de Economía Industria y Comercio (MEIC) a la importación de arroz pilado de algunos destinos de América del Sur, como Argentina y Uruguay.

Los críticos de la producción nacional aseguran que una liberalización en la importación de arroz permitiría bajar sustancialmente los precios al consumidor de este grano. Los arroceros lo reconocen, pero afirman que hay mucho más en juego.

Tanto autoridades como productores nacionales aseguran que se están jugando su “última oportunidad” con el incremento del 35% al 62% en el arancel de importación de arroz, pues la medida tendrá una vigencia de cuatro años, durante la cual los rendimientos en la producción arrocera deben mejorar.

El viceministro de Economía, Isaac Castro, justifica la medida en un estudio que realizó el MEIC para responder a la solicitud que hicieron los industriales que procesan arroz en el año 2013, y que fue entregado por la Dirección de Defensa Comercial el pasado 9 de diciembre.

El informe reúne los argumentos de los sectores interesados en el tema: los productores e industriales del arroz, Conarroz, Consumidores de Costa Rica y los importadores de grano pilado (limpio y listo para consumo) que en los últimos tiempos han traído grandes cantidades de arroz uruguayo y argentino al mercado nacional.

Según los datos de este informe, se determinó una tendencia creciente en las importaciones de arroz pilado desde “terceros países” (que no forman parte del TLC entre Centroamérica y Estados Unidos u otros acuerdos comerciales que tiene el país).

En 2012, Costa Rica importó desde Uruguay 1.320 toneladas de arroz y para el 2013 la cantidad se incrementó hasta las 6.680 toneladas, mientras que desde Argentina las importaciones pasaron de 2.939 toneladas a 8.468.

El MEIC consideró que, con la documentación aportada, la industria arrocera nacional ha sufrido un deterioro en los últimos tres años, tanto en sus ventas como en su capacidad instalada, relacionada con este incremento en las importaciones.

“La producción de arroz pilado disminuye en el 2012 en un  7,45%; mientras que para el 2013 presenta un decrecimiento de 0,67%. Por su parte, las ventas experimentan una caída de 12,76% en  el año 2012 y para el año 2013 se recuperan (5,51%) sin alcanzar el  nivel mostrado en el 2011”, dice el informe.

El viceministro Castro asegura que el análisis realizado permite determinar una “amenaza de daño grave” a la producción nacional, por lo que la medida pretende proteger la producción nacional y los empleos que genera en todo el país.
“Un ingreso masivo de arroz pilado al mercado nacional puede hacer que la industria deje de moler arroz en granza (con cáscara) y eso provoca una amenaza grave, pues todo el aparato industrial deje de operar y que no hay quién le compre el arroz en granza a los productores nacionales”, explicó Castro.

Castro indicó que la normativa de la Organización Mundial de Comercio (OMC) permite establecer este tipo de medidas temporales, para permitir un reajuste del sector arrocero nacional.

Paralelo a la salvaguarda, los arroceros junto al Ministerio de Agricultura deberán emprender un proceso de mejora de sus rendimientos que actualmente están en un promedio de 3,8 toneladas por hectárea, cuando el promedio mundial está por encima de las 6 toneladas por hectárea.

En el Plan Nacional de Desarrollo se establece una meta gradual de incremento en la productividad, que para el año 2018 debe llegar a un promedio de 5,2 toneladas por hectárea.

“Una liberalización inmediata de la importación de arroz puede traerse abajo a todo un sector que genera empleo e ingresos en las zonas rurales y tenemos evidencias de que, no necesariamente, tener importaciones baratas se va a traducir en mejores precios para el consumidor. Estamos trabajando para reducir la brecha entre el precio local y el internacional”, comentó Castro.

El viceministro aseguró que junto a la salvaguarda ya se hizo una solicitud para revisar el precio al consumidor del arroz y reducirlo en un 4% y se modifican los precios mínimos establecidos para cada calidad de arroz con el fin de que un arroz de mayor calidad no vaya a costar menos que uno de calidad inferior, salvo en el segmento de arroz con 95% grano entero donde se dejará un margen para libre competencia.

EMPLEO EN JUEGO

Tanto el MEIC, Conarroz, como la Asamblea Nacional de Productores de Arroz coinciden en que se hacía urgente proteger al sector para darle un respiro ante las importaciones masivas desde América del Sur, y sobre todo, proteger los cerca de 60.000 empleos directos e indirectos estimados en la producción e industria arrocera.

El presidente de la Asamblea de Productores, Domingo González, reconoce que el precio internacional es ahora mucho más bajo que el precio local, pero valoró que el impacto de desaparecer la industria arrocera en las zonas de menor desarrollo del país sería catastrófico.

“Esa gran cantidad de arroz importado, que hay que reconocer que tiene buena calidad, nos está quebrando, porque es tanto arroz que al ser tan barato ya la industria no nos quiere comprar y nos obliga a dejar de producir”, aseguró González.

Según las cifras de Conarroz, para el periodo 2013-2014 se registró un total de 1.063 productores, de los cuales 483 tienen menos de 10 hectáreas, 396 tienen entre 10 y 50 hectáreas, por lo que entre micro y pequeños productores conforman el 82,7% del total.

Los productores “medianos” son 135 y tienen entre 50 y 200 hectáreas, mientras que los “grandes” son 49 y tienen plantaciones de más de 200 hectáreas, pero entre estos dos grupos monopolizan el 74,3% del área sembrada total del país, estimada en 66.135,18 hectáreas.

Pese a esta concentración, González aseguró que el país no se puede dar el lujo de perder 60.000 empleos y criticó que para algunos sectores cuando se pierden 1.000 puestos en una empresa es un “desastre” pero no dicen lo mismo al poner en riesgo a todo un sector que da trabajo en las zonas más alejadas y pobres del país.

“Es cierto que algunos concentran mucho de la producción, pero los pequeños somos la mayoría de productores, que vivimos de eso, mantenemos a nuestras familias con eso y prácticamente es lo único que podemos hacer», dijo González.

“Si se libera el precio, puede que el precio baje, pero a como son los precios internacionales de variables, si no hay producción nacional, llegará el momento en que no se tenga ni arroz barato, ni arroz para comer”, añadió.


Estudio de la UNA:

Precio del arroz fue el más estable entre 2006 y 2013

El precio del arroz fue el más estable, el que menos varió y menos se incrementó entre todos los productos de la canasta básica durante el periodo 2006-2013, según un estudio realizado por la Escuela de Economía de la Universidad Nacional (UNA), contratado por Conarroz.

Uno de los datos más relevantes del estudio “Análisis de las Condiciones del Mercado del arroz  en Costa Rica durante 2000-2013” es que pese al criticado esquema de fijación de precios, este producto fue uno de los más estables y que menos se incrementó en el periodo 2006-2013.

Mientras el precio del arroz varió en este periodo 63%, las pastas lo hicieron en 95%, las tortillas de maíz en 114%, la harina de maíz en 112%, la harina de trigo y la leche en 72%, los huevos en 137% y los frijoles en 82%, esto pese a que el único precio regulado es el del arroz.

Los primeros resultados del documento confirman que la producción nacional arrocera está a cargo de una mayoría de micro y pequeños productores, que son el 80% del total pero concentran solo el 20% de la producción.

Sin embargo, el estudio destaca que la actividad se desarrolla en las zonas del país con mayores índices de desempleo: las regiones Chorotega, Brunca, Huetar Norte y Huetar Atlántica.

Mientras el promedio de desempleo 2010-2013 para todo el país fue de 7,81%, en la región Chorotega fue de 10,28%, en la Brunca 8,26% y en la Huetar Atlántica de 9,29%. Solo en la Huetar Norte el promedio fue un poco mejor al nacional con un 7,45%.

Las investigadoras confirman que el mercado costarricense “presenta condiciones monopolísticas y oligopólicas”, pues desde el año 2000 la cantidad de agroindustrias se redujo de 21 a solo 13, de las cuales cuatro son los actores más dominantes.

En lo que respecta al consumo, se confirma que el arroz es uno de los productos más importantes en la dieta de los costarricenses, pues mientras el promedio mundial de consumo es de 61 kilos al año por persona, en el país el promedio está en 53 kilos por persona.

Yendry  Sánchez, una de las investigadoras de este estudio, resaltó el papel que tiene la industria nacional en los periodos de crisis, como la que se vivió en el año 2008.

“Realmente quien se encargó de abastecer al consumo nacional en un 82% fue la industria arrocera local, si dejamos de lado los momentos de vaivenes en los precios quienes responden realmente por el consumo de la población son los productores nacionales”, afirmó Sánchez.


Eliecer Araya, presidente Conarroz:
“Aunque el arroz se vuelva más barato, ¿cómo va a comprar la gente si no tiene trabajo?”

Eliecer Araya, presidente de la Corporación Nacional Arrocera (Conarroz), asegura que no hay “más allá” para la producción local si no mejora la productividad en estos cuatro años. (Foto: Katya Alvarado)

El presidente de la Corporación Nacional Arrocera (Conarroz), Eliecer Araya, asegura que el aumento en el arancel a la importación de arroz es la última oportunidad del sector para mejorar su productividad y tratar de mantener los empleos que genera en las zonas rurales.

¿Por qué es necesario el aumento del arancel?

-El arroz que se comercializa en el mundo como excedentes, primero se guarda el consumo y se vende lo que sobra. Por cada cierta cantidad de arroz importado se pierde mano de obra en el país, en las zonas rurales.

¿Aunque el arroz se vuelva más barato hoy, cómo va a comprar la gente si no tiene trabajo? Estamos hablando alrededor de 60.000 empleos a nivel nacional que están en riesgo, con un encadenamiento importante en el comercio de las zonas rurales.
Los que se oponen a esto dicen que el aumento del arancel va aumentar el precio, pero vea si es falso eso que el decreto va amarrado a una reducción del 4% en el precio al consumidor y es muy probable que en la próxima revisión que se haga, si se aplica la reducción en el precio de los combustibles y los fertilizantes, el precio tenga que bajar más. Hay intereses muy particulares en el asunto.


Quienes adversan el actual esquema de producción nacional afirman que el precio al consumidor debería estar más barato por los precios internacionales.

-El problema con eso es que es momentáneo. Ya lo vivimos con los frijoles, que antes se regulaban igual que arroz y al liberarlos no tuvimos frijoles más baratos, todo lo contrario. Lo mismo puede pasar con el arroz. Cuando ya no haya competencia a  nivel local, mentira que habrá arroz barato, vamos a depender de mercados externos.
Acordémonos que en 2008 hubo escasez, hubo países que cerraron las exportaciones. En Costa Rica no hubo problema para conseguir arroz porque se subió la producción y Conarroz había comprado ya el arroz necesario para todo el año. También cuando el precio internacional estuvo alto en 2005, Conarroz aportó casi ₡900 millones para compensar y que el precio a los consumidores no se incrementara.


Se le critica al sector arrocero que la producción está altamente concentrada. ¿Es este el negocio de unos pocos?

-Ahora somos mil y resto de productores, antes éramos más de 5000, lo que demuestra que la actividad ha sido seriamente maltratada. Esto ha afectado sobre todo a los pequeños, porque los grandes tienen otros negocios y de alguna manera se mantienen. Pero sí, el 80% de la producción está concentrada en el 20% de los productores.

¿Qué se va a hacer para mejorar la productividad mientras se mantiene la salvaguarda?

-Tenemos un compromiso de llegar a un promedio de 5,3 toneladas por hectárea. En este momento el promedio oficial anda por 3,8 toneladas por hectárea, pero ahí necesitamos un acompañamiento fuerte. Necesitamos permisos para guardar agua y se nos pone mucha traba. Algo importantísimo para la producción de arroz es el acceso al agua. Necesitamos asistencia técnica para el productor pequeño, porque no se ponen fertilizantes en el momento adecuado, o no tienen dinero para adquirir los productos necesarios.  

¿Qué pasa si al final de la salvaguarda los productores no mejoran sus rendimientos?

-Pues esto se acaba, tenemos que hacer lo necesario para llegar a la meta de productividad. Estamos trabajando en eso. Si no, no vamos a poder competir.


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