Son aves que no se asustan de animal ni policía,
Y no les asustan las balas, ni el ladrar de la jauría,
Caramba y zamba la cosa,
¡Qué viva la Astronomía!
En las condiciones que prevalecen actualmente, las universidades públicas de Costa
Rica están siendo forzadas a subsumirse bajo la visión de un Estado Tecnocrático y de su
modelo de apéndice neoliberal.En esta vía se intenta preparar recursos robotizados (para
ello utilizan la consigna muera la criticidad y vivan los cuadros despolitizados) con una alta
dosis de especialización y con gran capacidad de “eficiencia”. ¿Por qué se da esta iniciativa
de los grupos dominantes en forma reiterada? Porque en diferentes países se canta la misma
canción que en Costa Rica, las universidades constituyen un foco de resistencia contra el
despotismo, contra la oligarquía y contra las formas que adopta el imperialismo a través
de sus organismos financieros internacionales que ponen nuestros países en función de su
economía. Esto explica que se incomoda desde el nacimiento de la Universidad Pública;
que no entienden (o se oponen por los intereses mezquinos señalados anteriormente) la
visión ni la misión de la Universidad que se inscriben como puente de transformaciones
necesarias en la sociedad y en la edificación de una sociedad inclusiva. Los que actúan y
quieren conducir las universidades a esa situación de tecnocracia tienen la idea de que estas
deben ser abastecedores, fábricas o industrias del conocimiento. Se le quieren imponer
condiciones que van en contra de la democratización y de la excelencia académica.
Ellos no entienden que los universitarios jamás renunciaremos a los propósitos que se
inspiran en el conocimiento que prepara para contribuir en las transformaciones políticas,
económicas, sociales y culturales enraizadas en los anhelos y necesidades de la sociedad
costarricense, que los universitarios no cesaremos de forjar el conocimiento que contribuye
con la formación de la personalidad humana. Entendemos que políticos de la oficialidad
quieran entregar nuestra riqueza (acaso las universidades públicas no constituyen parte de
nuestra riqueza) al mejor postor, que se arrodillen frente al amo porque obedecen mandatos
espúmeos. A ellos les queremos recordar que el artículo 3 de nuestra Constitución Política
dice: “Nadie puede arrogarse la soberanía; el que lo hiciere cometerá el delito de traición a
la patria”. Y, por otro lado, les queremos recordar a los diputados que insistan en recortar
el presupuesto de las universidades que están violando de nuevo la Constitución Política
cuando esta garantiza la autonomía y su financiamiento para su propio desempeño, y que
obviamente permanecemos alerta.