La atención primaria de la salud es un terreno muy amplio, que no se limita al diagnóstico y al tratamiento, sino que comprende a un equipo de trabajo que implementa una serie de actividades en beneficio del individuo y de la comunidad. Se incluyen por ejemplo, entre otras, medidas de prevención en aspectos tan diversos como la vacunación o el adecuado manejo de las enfermedades crónicas para reducir el riesgo de complicaciones, medidas sanitarias ambientales como la calidad del agua y la disposición de los desechos, y el desarrollo de actividades destinadas a la educación y la promoción de la salud física y mental.
No hay duda de que en nuestro país se debe seguir ampliando y perfeccionando la atención especializada. Pero, aunque es innegable que las técnicas y procedimientos terapéuticos sofisticados y muy costosos tienen una trascendencia enorme a nivel individual, su impacto global es pequeño, y los indicadores de salud que tiene nuestro país, similares a los de muchas naciones desarrolladas, se han construido fundamentalmente a través de varias décadas de inversión en medidas sanitarias apropiadas desde el primer nivel de atención.
Sin embargo, para los profesionales en medicina que laboran en la atención primaria, la situación resulta especialmente compleja. En primer lugar, la cantidad y diversidad de condiciones que deben enfrentar en su práctica profesional es inmensa y cambiante. Pero además, se encuentran en una condición que les brinda pocos estímulos para el ejercicio de su práctica profesional, pues se les ha restringido la posibilidad de utilizar muchos recursos diagnósticos y terapéuticos, se ven limitados en el acceso a actividades para actualizar sus conocimientos, y deben dedicar mucho de su tiempo a trámites administrativos, de manera que en muchas ocasiones su práctica clínica se limita a resolver solo cosas muy sencillas.
Aparece aquí otro aspecto de índole cultural arraigado en la población: el culto al especialista. La idealización de la figura del especialista y la disminuida capacidad de resolución de problemas en los primeros niveles de atención, han contribuido para que muchos de los usuarios de estos servicios acudan solo para exigir la referencia hacia un centro de atención especializada, factor que desvirtúa la función del especialista y contribuye a saturar sus servicios. El especialista debería ser el apoyo para resolver problemas específicos y puntuales, que, después de haber sido resueltos o de que se haya diseñado un plan de manejo, sean de nuevo cubiertos, al menos parcialmente, por el equipo que labora en los primeros niveles de atención.
Por el mismo fenómeno de la idealización, numerosos estudiantes de medicina se visualizan a sí mismos hacia el futuro realizando las proezas típicas de las series televisivas, en las que los superhéroes se visten de gabacha blanca, pero que están muy alejadas de la realidad cotidiana que la mayoría de ellos enfrentará en su práctica profesional. Esta situación se agrava porque en los contenidos curriculares de las escuelas de medicina es frecuente que se descuide la formación en la atención primaria.
No es de extrañar entonces que muchos excelentes médicos generales que conozco hayan optado por abandonar la institución en la que brindaban atención primaria. Por otro lado, ante la saturación del mercado laboral secundaria a la proliferación de escuelas de Medicina, muchos profesionales simplemente optan por acomodarse a un trabajo en atención primaria en condiciones inadecuadas, más por el temor al desempleo que por la convicción de que podrían realizar una importante función.
Entonces, en realidad no es sorprendente que en el documental no se le haya dado la importancia requerida a la atención primaria; más bien parece ser un reflejo del desinterés que frecuentemente han mostrado hacia él las autoridades de salud, los trabajadores del sector y la misma población. Por lo tanto, además de los serios aspectos financieros de la CCSS mencionados en el documental, si el objetivo es salvar a un sistema que debe servir como un pilar fundamental para mantener la estabilidad nacional, se debe trabajar por mejorar las condiciones de atención en todos los niveles, porque salud es mucho más que los cuidados asistenciales especializados y que el número promedio de medicamentos que el costarricense ingiere por año.