Analizando la propuesta de cobrar el uso de Internet móvil por descarga y no por velocidad, claramente uno se da cuenta de varias cosas.
Primero que todo, esto es una iniciativa conjunta de las compañías telefónicas hacia la SUTEL, por lo que hay necesariamente que verlo con reservas.
Poco bueno puede salir de una propuesta en conjunto como esta. Segundo, los mayores afectados serían los clientes pospago que actualmente tienen contratos por velocidad pues tendrían un límite artificial en la cantidad de información que pueden accesar.
Tercero, este tipo de cobro tiende a producir una disminución del uso del servicio, que es exactamente lo que las telefónicas quieren para descongestionar el servicio ya que a horas pico en ciertos lugares se degrada considerablemente. Suena muy extraño que un proveedor quiera racionarle a sus clientes el servicio que les presta.
Pero en todo esto, hay que irse a la raíz del problema. El servicio se satura porque algunos pocos usuarios abusan del mismo bajando grandes cantidades de información. Entonces se debería penar a ese pequeño grupo abusador y no al público en general.
Por otro lado, todo este problema nace debido a la incapacidad mostrada por los proveedores de acceso a Internet de ofrecer un servicio de Internet fija (alámbrica) al hogar a precios razonables. Mientras este problema no se resuelva, el usuario promedio no le queda más que aprovecharse del acceso inalámbrico como servicio sustituto, que es más barato que el servicio fijo.
Claramente la solución propuesta por las telefónicas es un parche de corto plazo, cuando la verdadera solución a largo plazo va por otro lado.