El pasado 12 de marzo el filósofo Iván Villalobos Alpízar publicó simultáneamente, en el Semanario Universidad y en el diario La Nación, un comentario en el que presentó a los integrantes del Frente Amplio (FA) como “extremistas”, “sectarios”, “idólatras”, “prejuiciosos”, “oportunistas”, “violentos” y “fanáticos”.
Tras exponer las estrategias discursivas empleadas por Villalobos para desacreditar al FA, señalé que su comentario se inscribía en la retórica anticomunista que caracterizó la pasada campaña electoral.En respuesta a esa exposición, Villalobos afirma ahora, en un nuevo comentario publicado en el Semanario Universidad (21/5/2014), que anatemizo y “patologizo” sus “observaciones” y que procedo de “mala fe”. De esta manera, procura compartir conmigo méritos que sólo le corresponden a él.
De paso, Villalobos demuestra que la lógica es para él un asunto de coreografías circenses, aprovecha para quejarse de la falta de ética periodística de La Nación, aclara que para respaldar sus “observaciones” no se propone entrevistar “a las 350 mil personas que votaron por el FA”, sugiere que María Flórez-Estrada razona “a partir de un catecismo de dogmas económico-políticos” e insiste en presentar al FA como un partido de “matriz sectaria”.
En pocas palabras: lo que Villalobos denomina “observaciones” con respecto al FA son simplemente anticomunismo.