Hace algunos años, escribí un artículo similar a este, dedicado a la UCR. Considero ambas como organizaciones hermanas que han influido igualmente en mi desempeño y seguridad académica por muchos años. En calidad de Profesor emérito y jubilado, me acuso de no haber reconocido expresamente a SINDEU esa prioridad paritaria con la UCR y aprovecho la oportunidad para efectuar una reflexión sobre la relación entre organizaciones y personas.
Aclaro en primer lugar que, siguiendo a sociólogos ingleses, me cuido mucho de “hipostatizarlas”, como dicen ellos. Esto significa que no les doy significado extrahumano y mucho menos superhumano. Las considero formas o maneras, en que las personas se organizan entre sí. Por esto son duales: las personas influyen en las organizaciones y éstas en ellas.Más precisamente, las organizaciones y personas son mutuamente determinantes en el tiempo: en ciertas instancias las personas deciden las organizaciones; pero, en otras, las organizaciones influyen en las personas: desde una perspectiva genética, las personas de carne, hueso y alma, inician y ponen en marcha las organizaciones; en términos operativos, las organizaciones proveen orientación para las acciones personales.
Reconocido que la UCR, mediante sus tradiciones y estatutos, siempre ha sido sustento y apoyo para mi quehacer en el mundo académico. En cambio, reconozco –aquí y ahora- que el SINDEU, mediante los suyos, lo ha sido igualmente para mi desarrollo como trabajador costarricense. Y escojo este momento, existencialmente, es decir a propósito, de modo consciente, en todo lo que significa y todo lo que vale. ¡Gracias SINDEU!