Solo es un piropo

Uy mami, venga pa´quererla! La frase anterior refleja solamente una pequeña parte del acoso sexual callejero

¡Uy mami, venga pa´quererla! La frase anterior refleja solamente una pequeña parte del acoso sexual callejero al que se enfrentan las mujeres cotidianamente. Cabe mencionar que cuando hago referencia a las mujeres, se debe a que las mayores víctimas de este tipo de violencia son ellas, sin embargo no desestimo que existen hombres que también sufren; aunque la proporción de casos no se puede equiparar.

“Solo es un piropo” es una de las justificaciones que emite quien acosa, y en ocasiones, asumida por quien es acosada. Actualmente, la violencia contra las mujeres se expresa de diferentes formas, se puede mencionar desde la agresión física y psicológica hasta el acoso sexual callejero. No obstante, algunas de estas expresiones se encuentran más naturalizadas en comparación a otras, es decir, ciertas acciones no se conciben como violencia.

En los últimos días, hemos podido observar el modo en cómo el acoso sexual callejero se ha empezado a posicionar como una problemática que apremia, resultado del suceso vivido por el joven que grabó una situación de acoso hacia una mujer. Los medios de comunicación han puesto su “mirada periodística” a este lamentable acontecimiento; pero la pregunta verdadera que surge es: ¿El acoso sexual callejero es algo nuevo? Sin lugar a duda, la respuesta es un no rotundo. ¿Entonces, qué ocasionó la cobertura masiva de los medios?

Hace unos meses atrás, la actriz costarricense Rocío Carranza presentó una denuncia contra un hombre que le mostraba fotos obscenas por medio de su celular. Incluso ella grabó el momento en que increpaba a este sujeto. En esa ocasión, la artista aludía a la cotidianidad del acoso sexual dentro de la sociedad costarricense, finalizando con un llamado de atención a las personas víctimas para que denunciaran estos hechos.

Personalmente, creo que un factor que coadyuvó a que esta noticia fuese portada y titular constante corresponde a que la víctima de la agresión física (supuestamente por la difusión del video en las redes sociales) es un hombre. En ningún momento, estoy afirmando que el acto realizado por el joven estuvo incorrecto, al contrario, considero que su accionar es digno de aplaudir, puesto que transcendió su papel de testigo e incidió positivamente en contra de la violencia de género. La discusión relevante es el amarillismo de la prensa nacional al cubrir únicamente la realidad mediática, sin tener claro un objetivo ético y político concreto.

Muchos y muchas perciben a Gerardo como el caballero/príncipe azul del siglo XXI, quien defendió a la mujer ante un acosador. Quizás por esta razón la noticia ha estado presente en todos los medios, pues al final aunque no lo deseemos, se siguen reproduciendo estereotipos machistas y misóginos, en donde se le presta atención a la realidad hasta el momento en que un hombre la evidencia.

Aunque la mayoría de los medios de comunicación no brindan la importancia a esta manifestación de violencia, existen campañas en nuestro país que se han consolidado con estrategias concisas para la sensibilización y erradicación de esta problemática, tal es el caso de Acción Respeto, la cual se encarga de empapelar las calles principales de la Gran Área Metropolitana con frases de acoso que han recibido las mujeres. Incluso la iniciativa se ha extendido a distintas universidades del país y en lugares que se encuentran fuera del valle Central.

Por último, creo que el principal aprendizaje que podemos obtener es repensar la sociedad que somos, lo cual incluye un análisis minucioso de nuestras acciones y discursos, incluyendo dejar de justificar el acoso que se comete, argumentando que: “No estoy acosando porque no digo vulgaridades”. Además nos invita a cuestionarnos si estamos validando esta forma de violencia al decir: “Ella se lo buscó por vestir de esa manera”. Dejemos de lado tanta doble moral y continuemos la lucha para erradicar cualquier expresión de violencia contra las mujeres.

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