¿Técnicos jurídicos o profesionales del Derecho?

Es necesario cuestionarnos la enseñanza del Derecho en estos días de análisis no tan profundo de la educación superior costarricense.

Es necesario cuestionarnos la enseñanza del Derecho en estos días de análisis no tan profundo de la educación superior costarricense. La discusión sobre presupuestos, administración de la enseñanza y calidad de la educación ha rozado poco con lo que pasa adentro de las aulas. Con más de veinte mil colegiados y varias decenas de universidades que la imparten, la enseñanza del Derecho es de esas ramas críticas de la educación superior.

Recientemente se publicó el libro Crítica a la Enseñanza del Derecho: del saber al saber hacer del Dr. Alex Solís Fallas, en cuya presentación tuvo participación la Asociación de Estudiantes de Derecho de la Universidad de Costa Rica y el Colegio de Abogados y Abogadas. Como bien lo indica el título, la obra cuestiona la forma en la que se enseña el Derecho en nuestro país y propone cambiar el paradigma que ha determinado las metodologías poco pedagógicas que se utilizan generalizadamente. Debemos enfocarnos en el desarrollo de habilidades y no solo en los contenidos, enfocar las lecciones en el estudiante y no en el docente. Solo así se podrán formar profesionales en derecho y no técnicos jurídicos.

La obra del Dr. Solís ilustra muy bien una realidad: las universidades nacionales no están enseñando el Derecho como profesión. La práctica del Derecho se trata de resolver problemas y no únicamente de recitar artículos de las leyes más utilizadas. El conocimiento de las normas, la doctrina y su aplicación son una herramienta más para dar solución a una situación particular, pero no es la única.

El profesional en Derecho debe tener las competencias para desenvolverse en la realidad social, política y económica del país, para ello debe apoyarse en habilidades de oratoria, redacción y razonamiento lógico. De lo contrario, no estaríamos frente a un profesional, sino ante un mero técnico jurídico que conoce algunas normas y que en su aplicación se limita a lo básico. Sería un error formar estudiantes dedicados a memorizar normas, recordar jurisprudencia e ignorar que el Derecho cumple una función social determinante, que evoluciona y que igual deben hacerlo quienes trabajan con él.

Es por ello que la Facultad de Derecho de la Universidad de Costa Rica incluye en su plan de estudios cursos anuales como Sistemas de Razonamiento e Investigación, Filosofía del Derecho, Ejercicios Jurídicos, Sociología Básica, Introducción a la Economía -por un semestre- y la práctica profesional obligatoria de Consultorios Jurídicos con un total de 208 horas de duración que está estrechamente ligada con la acción social. Sin embargo, es necesario que se acaben los tiempos de las clases totalmente magistrales y las evaluaciones memorísticas para poder acercar a los estudiantes a la realidad profesional.

El nuevo examen de incorporación al Colegio de Abogados y Abogadas deja de lado esta consideración y se enfrasca en evaluar únicamente el conocimiento de las normas. No es adrede el objetivo de dicho requisito, pues es lo mínimo que se le puede exigir a un profesional en la materia jurídica y parece ser que algunos centros educativos no preparan lo suficiente a sus estudiantes. Empero no deben olvidar quienes implementan esta prueba la imposibilidad de memorizar leyes enteras, inclusive aunque sean relativas a las principales ramas del Derecho.

Tampoco resulta certero confiar en sellos o avales que se conforman con lo superficial de la carrera, que consideran de igual relevancia la infraestructura y la disponibilidad de información que la investigación y la docencia. Es totalmente cuestionable el evaluar a un profesor por la cantidad de títulos académicos que posea y no por su desempeño como docente, cuestiones ampliamente diferentes. Resulta difícil comprender que se puede evaluar la calidad académica con la simple lectura de programas de curso y el plan de estudios, pues como dicen “el papel aguanta lo que le pongan”.

La práctica del Derecho ha cambiado con la globalización, la tecnología y el desarrollo en general, igual debe hacerlo su enseñanza. Las leyes, la jurisprudencia -ordenada por materia, tema y subtema- e innumerable doctrina están a disposición de cualquiera con acceso a Internet. Por otro lado, el desarrollo de destrezas y el acceso a los conocimientos prácticos solo pueden ser propiciados por los profesores, pero a falta de su oferta, somos los estudiantes quienes debemos exigirlo.

[delipress_optin id="134623"]

0 comments

Otros Artículos

En abril de este año, 1.000 mujeres, socias de la Liga Internacional de Mujeres Pro Paz y Libertad, reunieron en La Haya para

Una pérdida sensible acontece en el mundo académico, especialmente para la tradición fenomenológica, me refiero al fallecimiento de Walter Biemel

Semanario Universidad