Diversos hechos históricos podemos resaltar; es la primera vez desde la fundación del PUSC en 1983, que el partido más votado en unas elecciones no es uno de los dos partidos tradicionales, lo que podría poner el último clavo en el ataúd del bipartidismo. El ML −el partido con la propuesta más abiertamente neoliberal, que hizo la campaña más sucia y que ha mostrado el populismo más descarado− fue duramente castigado, la izquierda logró la bancada más grande y el mayor respaldo electoral desde 1948 y, al contrario, el PLN sufrió la peor derrota y quedó con la fracción más pequeña. Triste es, sin embargo, que las provincias más pobres y golpeadas por los malos gobiernos del PLN, fueron las que más apoyo le dieron, quizás por ser precisamente aquellas donde el infame clientelismo es más fácil.
Tal pareciera que los ticos están tratando de volver al rumbo de las garantías sociales, del que se nos alejó al inicio de la larga noche liberal desde el 8 de mayo de 1986. Los tres partidos más votados partían todos de propuestas sociales y la derecha fue la más golpeada electoralmente. Estoy seguro que incluso quienes votaron por Araya lo hicieron pensando que era un candidato socialdemócrata, si bien al PLN de socialdemocracia solo le queda el nombre.
No me parecen edificantes las etiquetas que se usan con fines peyorativos, tanto los que las usaron para descalificar a los de izquierda como chavistas comeniños, como los que cayeron al final en exactamente la misma falta hablando de derechas que no roban, pero esa es la forma de ser del tico; no nos gusta que nos hagan lo que a veces hacemos a otros.
Más allá de cualquier diferencia ideológica que se pueda tener con el PAC o Luis Guillermo Solís, el PLN ha dado muestras de estarse dirigiendo hacia un gobierno autoritario. Aunque don Luis Guillermo se encuentre muy a la derecha para algunos frenteamplistas y muy a la izquierda para algunos libertarios, lo cierto es que su gobierno haría imposible que se consoliden las últimas piezas del engranaje que pueden llevarnos a sufrir lo mismo que han sufrido los mexicanos y los paraguayos: de la dictadura en democracia o “dictablanda”, como la llamó Octavio Paz. Estoy seguro que nadie fuera de la maquinaria clientelar del PLN quiere tal cosa.
Al menos yo deseo ser parte de la historia. Quiero poder decirle a mis nietos que ayudé a que ganara el primer presidente de la era no bipartidista, que tuve el gusto de votar por el presidente que marcó al principio del fin de la hegemonía del PLN y que fui parte del grupo de ciudadanos que salvó a la democracia, evitando un tercer gobierno consecutivo que nos podría llevar peligrosamente a un sistema de partido único, que les demostró a personajes como Johnny Araya o Fabio Molina que le pasamos la factura a la corrupción y mal gobierno del PLN. Yo quiero ser parte de ese triunfo histórico. ¿Usted no?
