Pozo insalubre del que se abastecen de agua pobladores del asentamiento Inés Amador en Santa Bárbara de Santa Cruz. (Foto: Juan Arriaga)
Decenas de familias del asentamiento Inés Amador, en Santa Bárbara de Santa Cruz, Guanacaste, han vivido cerca de una década la misma angustia que pasan numerosas comunidades de esa y otras provincias del país, de no contar con agua apta para el consumo humano en sus casas y no ser escuchadas sus peticiones a las instituciones encargadas de construir el acueducto prometido.
En el asentamiento viven más de cien personas de todas las edades, incluyendo niños y niñas y recién nacidos, “quienes seguimos tomando agua muy contaminada y sólo Dios nos ha protegido de más epidemias y muertes”, indicaron más de 50 vecinos en una carta dirigida, a principios de marzo, al ingeniero Alexander Álvarez, director de la Región Chorotega del Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados (AyA).“Muchas reuniones, visitas, estudios, promesas y promesas durante más de ocho años y hasta el momento seguimos tomando agua muy contaminada (…) Es muy injusto e inhumano que sigan obligando a más familias a que se metan al lote sin que tengamos las condiciones sanitarias mínimas para la salud, el bienestar y la dignidad de todas las personas que necesitamos donde vivir”, añadieron.
Y es que aseguran que se han visto obligados a vivir en esas condiciones porque el Instituto Costarricense de Desarrollo Rural (Inder) les ha dicho que si no se van a vivir pierden el lote asignado.
Actualmente, con la sequía del verano, ha disminuido el nivel y ha aumentado la contaminación del agua en los pozos, que se ubican entre letrinas de hueco y caños de aguas servidas.
Los vecinos solicitan al AyA que, al menos, les conecten tres tomas de agua para el abastecimiento del caserío, agua que podría ser tomada del acueducto de Santa Bárbara, a sólo unos 800 metros de distancia. Sin embargo, no lo han logrado a pesar de que hace un año sí se le conectó el agua a un desarrollador que construye en las cercanías.
Las tres tomas serían una medida de emergencia mientras el Inder construye el acueducto ofrecido desde hace tiempo y que ahora está en trámites de licitación, por lo que aun tardará meses en ser realidad, explicó Juan Arriaga, uno de los representantes de la comunidad.
Arriaga señaló que también han mandado cartas al jefe de la oficina del Inder en Santa Cruz, Víctor Reyes, a la ministra de Salud, Daysi Corrales, y a la presidenta de la República, Laura Chinchilla.
Según informó Víctor Reyes, jefe de la oficina de AyA en Santa Cruz, luego de una solicitud que los vecinos del asentamiento le enviaron a inicios de marzo a Alexander Álvarez, director regional de la entidad en Liberia, él recibió orden de instalar una toma de agua para esas casas, lo cual se estará haciendo en los próximos días.
Lo que ha sucedido, según afirman los pobladores del asentamiento, es que el Inder obliga a las familias a meterse en los lotes y les dice que debe ser el AyA el que resuelva la demanda de agua limpia, mientras que AyA dice que se lo exijan al Ministerio de Salud; de esta manera, una institución “le tira la bola” a otra.
Según publicación del diario oficial La Gaceta del pasado 24 de febrero, el Inder adjudicó la construcción del acueducto para este asentamiento al consorcio formado por las empresas Tecnología en el Uso de Aguas S.A. y Distribuidora de Materiales Irazú de Coronado S.A., por la suma de ¢341 millones. Se calcula que mientras la adjudicación queda en firme y se construye la obra pasarán, al menos, diez meses.
Mientras tanto, lo que más temen los pobladores es el peligro de que proliferen enfermedades por la contaminación del líquido; recuerdan que hace un año ya tuvieron un menor enfermo de meningitis en la comunidad.
