La Sala Constitucional estableció que la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) debía establecer una normativa, para que los tiempos de espera de pacientes por sus citas o cirugías sean razonables, en una sentencia que genera que el sector privado proponga con interés una alianza, en la cual la medicina privada descongestione los servicios saturados de salud estatal.
La idea surge del exministro de Salud y exdirector del Hospital Nacional de Niños, Edgar Mohs, quien al ser consultado por UNIVERSIDAD dijo a la defensiva que “yo no tengo ningún interés en la medicina privada, mi única intención es resolver el problema”.
El planteamiento del exministro es orientar los servicios de salud hacia un sistema mixto, en el cual medicina pública y privada trabajen de la mano, para disminuir entre otras cosas las listas de espera que, según el galeno ahora afectan a más de 600.000 personas.
Mohs defiende que su idea no es privatizadora y alega que al constituirse el sistema de salud universal se confundió el término con “estatización”, y por lo tanto se concentró en las instituciones públicas la atención de los pacientes.
En su criterio, hay una realidad ineludible: el sector privado atiende directamente a un 20% de la población y esporádicamente a un 40%. Como dato señaló que tan solo el año pasado, hubo 7 millones de consultas en centros médicos privados.
“Los pobres son los que están padeciendo los problemas de la ineficiencia”, aseguró Mohs, al concluir que quienes pueden pagar los precios que fija el sector privado no tienen problemas en ser tratados.
Considera que el Estado podría entrar a regular la medicina privada y −mediante convenios o licitaciones que deberán ser “transparentes”− podrían darse a las empresas de salud servicios que la Caja no logra brindar totalmente.
En la actualidad, según Mohs, no hay tarifas reguladas para citas o cirugías en el sector privado; “cuestan lo que la persona quiera cobrar”, mientras que la CCSS desconoce el costo de sus procedimientos.
PROPUESTA DESCARTADA
Pese a la difícil situación que enfrentan los usuarios de los servicios de salud públicos, la gerenta médica de la Caja, María Eugenia Villalta, explicó que afrontarán la situación con los recursos disponibles; “se hará todo dentro del sistema actual”, acotó.
A su parecer, “en todos los sistemas públicos del país hay listas de espera”, y tras la mencionada sentencia de la Sala Constitucional se están tomando medidas urgentes, entre las cuales citó “mayor oferta de servicios, cirugía ambulatoria y segundo turnos”.
De igual manera, la institución propone lineamientos de referencia y contrarreferencia, los cuales se priorizarán de acuerdo con el padecimiento, así como la aplicación de una “guía para la gestión de listas de espera”, que se aplica desde marzo de este año.
En junio del 2012, la lista de espera para cirugías rondaban los 118.000 pacientes, de los cuales se operaron 56.000; no obstante, en este periodo se incrementó hasta 106.000, debido a los ingresos de los últimos meses.
Siendo el hospital Max Peralta y el Enrique Baltodano los que más plazos de espera redujeron, los tiempos ahora son menores de 12 meses, mientras que el San Juan de Dios muestra cifras negativas, en razón del cierre parcial de sus quirófanos.
“Todavía en la institución debemos priorizar, pero acá tenemos suficiente personal y equipo; queremos agotar todos los recursos internos, por lo que no tenemos pensado comprar a nivel privado”, aseguró Villalta.
Cirugía vespertina no logró despegar, pese a su éxito
La cirugía vespertina fue introducida en el país a finales de la década de los 90, con el fin de descongestionar la atención de pacientes, que debían esperar pacientemente una intervención que podía tomarle algunos años.
Pese a que las autoridades médicas en la actualidad reconocen el éxito de este proyecto, no ha sido ampliamente aplicado en todos los hospitales nacionales y, por el contrario, solo cuatro centros médicos aprovechan sus quirófanos en horarios que van desde las 4 de la tarde hasta las 10 de la noche.
Tan solo en el 2008, la cirugía vespertina logró reducir en 16% las listas de espera en tres hospitales nacionales: San Juan de Dios y Calderón Guardia en San José, y Max Peralta en Cartago.
En 1998, el cirujano Enrique Lobo Hernández renunció como coordinador del programa de cirugía vespertina en el hospital San Juan de Dios, al aducir en su momento que enfrentaba problemas para la continuidad del proyecto.
Lobo ahora asegura que la iniciativa en aquella época demostró su eficacia. “Si el proyecto se hubiera desarrollado, probablemente no habría tanta gente esperando”, estimó Lobo, quien agregó que malas decisiones provocaron la parálisis de la iniciativa.
Mientras tanto, la gerenta médica de la CCSS aseveró que dicho procedimiento tiene su impacto en la reducción de las listas de espera, pero que no se ha logrado expandir debido a la falta de convencimiento de los especialistas que se requieren para que el proyecto camine. “A los médicos no les gustan muchos esos horarios, especialmente a los anestesiólogos. No es muy atractivo económicamente”, detalló.
María Eugenia Villalta, gerenta médica de la CCSS:
“Se va a hacer todo dentro del actual sistema de salud”
¿Daría en administración la Caja algunos servicios al sector privado para disminuir las listas de espera?
−Se descarta esa opción, porque se va a priorizar y hacer todo dentro del actual sistema de salud.
Entonces ¿qué pretende hacer la CCSS para la reducción de los tiempos?
−Quisiéramos llegar a tener los pacientes con lista de espera priorizada y operar a los que lo necesitan de primero, y con tiempos razonables a los que no necesitan procedimientos urgentes.
¿El sector privado puede aprovecharse de la situación de la Caja?
−Puede aprovecharse de que usted ande con una ansiedad por querer operarse, pero si a Ud. ya le dijeron cuál es el tiempo necesario para recibir su tratamiento no va a tener que acudir a verse en centros privados.
Edgar Mohs, exministro de Salud:
“Las listas de espera crean un mercado negro”
El fin propio de las empresas privadas es lucrar. Lo que usted propone se vería incompatible con el origen natural de las empresas de servicios médicos.
−Cambiaría si se establecen acuerdos que se discuten en mesas de negociación y se logran tarifas adecuadas.
¿Qué gana la empresa privada?
−La Caja no sabe cuánto es el costo de sus tarifas, pero tiene costos elevados, porque el funcionario de esa institución tiene 16 salarios al año y cuatro pluses distintos; hace que los salarios de este sector sean más altos que los del sector privado. Eso aumenta los costos. Otro problema son las huelgas que afecta a los pacientes. La institución a veces tiene que recurrir a los servicios privados.
¿La empresa privada puede darse el lujo de rebajar los costos?
−Sí, claro.
Pero la Caja rechaza cualquier propuesta de “terciarizar” el servicio. ¿Podría por sí sola la institución pública reducir las listas de espera?
−Puede, con un esfuerzo y un costo inmenso, pero no se resuelve el problema que tiene 50 años, en donde se ha intentado de todo sin disminuirse.
¿Por qué no se logra?
−La lista es demasiado grande, no hay capacidad instalada para resolver el problema.
Es un mal sin cura.
−Se han hechos esfuerzos, pero no se han logrado.
¿Benefician las listas de espera al sector privado?
−Las listas de espera han creado un mercado negro sin control. Hay evidencias de que algo irregular sucede, pero no se sabe qué es, porque el sistema está basado en que no hay acuerdos, ni transparencia.