(Foto: David Bolaños)
Crisis golpea más a pequeños productores y cogedores
Cientos de personas de nuevo llenaron en el fin y principio de año la finca Las Colinas, en Sarchí de Valverde Vega, y con sus manos desnudaron al cafetal.
Hombres y mujeres de todas las edades esperaban obtener 850 colones por cada cajuela de grano maduro recolectado, en una faena de rapidez y atención.
Las conversaciones pululaban entre los callejones; la cajuela se paga 150 colones más barata que el año anterior. Los cafetos poco cargados de fruto entusiasmaban a pocos. Muchos esperaban sentados bajo una sombra, a la espera de los “cortes” buenos. Llenar el canasto no era fácil.
En el país, según la cuenta que lleva el Instituto del Café de Costa Rica (Icafé) hasta la fecha se han recolectado unas 900.000 fanegas, es decir, más de 41 millones de kilogramos de café.
Sin embargo, Jorge Ramírez, Gerente Técnico del Icafé, señala que, para el periodo anterior, en estos días ya se habían registrado 1.300.000 fanegas.
La causa principal de este golpe es el hongo de la roya.
Se estima que los pequeños productores son los más afectados. “Esta es una de las cosechas más bajas”, comenta Marcelo Herrera, propietario de un cafetal de apenas cuatro hectáreas en la zona de Naranjo, en Alajuela.
Él podía cosechar más de 30 fanegas de café por temporada. Este año con costos llegará a las 20. “Yo no sé qué pasará; las matas parecen meneítos”, añade, refiriéndose a la tonalidad amarillenta que toman las hojas de los cafetos enfermos.
Fincas grandes que superan las 240 hectáreas, como La Luisa y Las Colinas, en el cantón vecino de Valverde Vega, lograron salvar una parte considerable de sus cultivos, sobre todo en las zonas más altas.
Ramírez calcula que el problema no afectará los estándares de exportación, pero la cantidad mermará. El café que no cumpla con las exigencias internacionales se colocará en el mercado interno. Al aumentar la demanda dentro de este sector, los precios bajarán: “el impacto será para el productor”, auguró él.
Para reducir el impacto de la roya en las próximas cosechas, el Icafé impulsa el seguimiento de controles de poda, fertilización y uso de fungicidas en las plantaciones cafetaleras, así como la introducción de variedades más resistentes al hongo.
Ya sean temporadas buenas o malas, las vacaciones deben aprovecharse a cajuela por cajuela, para miles de trabajadores de construcción, peones agrícolas, amas de casa y estudiantes, costarricenses y extranjeros.
Para Miguel Angelo, un niño de 8 años de edad y cara avispada que desgranaba una hilera de cafetos en Las Colinas, el fruto significa útiles escolares y un uniforme. “¿A usted le gusta la plata?”, le pregunta a su prima, que está en la calle contigua. Ella asiente. “Ah, ve. Para tener plata hay que trabajar”, concluye el niño, y continúa con su trabajo.