¿Qué es estrés biológico? Es una afectación causada por el comportamiento del clima. Las acciones para la conservación de los ecosistemas y la pérdida de la biodiversidad requieren considerarse y adaptarse a la mayor brevedad; esto es clave para mitigar los efectos del cambio climático y crear un manejo adaptativo de los recursos.
El cambio climático afecta a individuos, poblaciones y comunidades biológicas pues impacta la estructura y la función de los ecosistemas. (Geyer et al., 2011).El cambio climático originado por la actividad humana es uno de los mayores causantes, en el nivel global, de la pérdida de biodiversidad. También es un acelerador en la extinción de especies y produce cambios radicales en las entradas y las salidas de los ecosistemas; básicamente causa la fragmentación de hábitats. Las entradas o ganancias son los aportes físicos, químicos y biológicos que contribuyen al ecosistema; la radiación solar, la precipitación o el calor son ejemplos de ofertas continuas y los animales migratorios, las inundaciones y la fertilización, ofertas de carácter temporal. Las salidas o pérdidas del ecosistema son los productos que desaparecen por cualquier vía o razón; la energía térmica disipada, los animales que emigran a otros sitios y el agua que se pierde por escorrentía son algunas de ellas (Fassbender, 1993).
Es de suma importancia un manejo adaptativo constante; esto ha sido un gran reto por lo difícil de conceptualizar los proyectos y de establecer objetivos viables en la industria para combatir el impacto en el medio ambiente.
El aumento de la población mundial, la fragmentación de los bosques y la dependencia de los recursos naturales de los países industrializados y en vías de desarrollo han contribuido a la degradación ambiental. Son necesarias la conservación de la tierra y la producción de energías limpias; las políticas actuales del uso del suelo y del recurso hídrico, aunadas a la contaminación, se oponen a ese propósito.
El manejo del bosque, en el contexto de adaptación al cambio climático, debería interesarnos a todos; la pretensión de Costa Rica de una carbono neutralidad nos obliga, como país, a asumir un nuevo paradigma en el tratamiento del medio ambiente. El sistema actual se ha basado en la quema de combustibles fósiles que genera gases de efecto invernadero; además, se recicla muy poco y se contaminan los ríos.
¿Cuáles son las estrategias por seguir para construir el nuevo paradigma? Parece difícil hacerlo cuando hay, por ejemplo, iniciativas como el nuevo botadero de basura en Turrúcares y la creación de una refinería, cuando estamos al final de la era del petróleo.
En el caso de la basura, cada municipio debería tratar la suya y fomentar que la gente separe los desechos en sus hogares. En la basura hay una posibilidad de negocios; los desechos tienen valor agregado, como abonos o en reciclaje.
El programa de certificados de emisión de carbono es una iniciativa loable para la conservación de bosques; sin embargo, hay una doble moral de las naciones industrializadas al pagar para que se mitigue su huella ecológica, sin firmar los protocolos ambientales. Las estrategias deben coordinarse en los diferentes campos de impacto, especialmente en las industrias, en el nivel interno e internacionalmente.
El cambio climático se manifiesta con sequías, inundaciones, huracanes e incendios, pero en realidad estos son la punta del iceberg; lo más grave es la pérdida de la biodiversidad y de recursos invaluables como el agua, los daños a los ecosistemas, hambrunas, pestes y desplazamientos humanos y animales.
Hay que pensar en las interrelaciones que hay en el planeta para que siga sosteniéndose la vida; el hecho de no verlas no quiere decir que no existan.