Las elecciones en El Salvador

La verdad histórica es que el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional ha dejado hasta el momento un sinnúmero de enseñanzas en muy

La verdad histórica es que el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional ha dejado hasta el momento un sinnúmero de enseñanzas en muy diversos órdenes.

Vale decir que ha enseñado cómo es que se construye la unidad en la acción; esto fue de las primeras lecciones que dio, cuando se conformó en una sola comandancia y planificó con estricto esmero y con una enorme responsabilidad, la lucha militar en el territorio salvadoreño.

Enseñó también cómo hay que poseer la flexibilidad táctica, sin ceder jamás en los principios, para establecer una política de negociación y encontrar la paz por ese camino, y en esa línea obligó al imperialismo yankee y a la oligarquía salvadoreña a tener que sentarse en la mesa de negociación.

Por supuesto que el imperialismo yankee, con su postura prepotente, en principio se negaba a ello y otorgaba cada vez más recursos económicos al ejército genocida de esa oligarquía de las famosas 14 familias; la misma conducta tenía el gobierno salvadoreño: ellos soñaban con derrotar al FMLN ahí, en el terreno militar.

Hay un asunto que debe rescatarse y mantenerse en la memoria histórica; me refiero al hecho de que cuando se dan los procesos de negociación entre el FMLN y el Gobierno de El Salvador, la situación de la política internacional había variado radicalmente; en otras palabras, la correlación de fuerzas en favor de los procesos revolucionarios y de los Movimientos de Liberación Nacional no era la más feliz.

Mientras el 9 de noviembre de 1989 caía el Muro de Berlín y ello era el principio del fin de lo que se denominó “El Socialismo en Europa del Este” desde 1945.

El 25 de febrero de 1990, la Revolución Popular Sandinista era derrotada en las urnas electorales, lo cual significó un retroceso considerable en la lucha de los pueblos centroamericanos.

Cuando en agosto de 1991 se ponía fin a la revolución soviética, se dio el golpe de Estado a Mijail Gorbachov, y sin disparar una bala era derrotada aquella revolución dirigida por Vladimir Lenin y el Partido Bolchevique, la cual había triunfado en 1917.

Mientras tanto, en el seno de la revolución cubana se iniciaba el Período Especial y se proclamó la consigna “socialismo o muerte”, para que la misma pudiera sobrevivir en las condiciones más difíciles conocidas desde el año 1959, año del triunfo de la Revolución Cubana.

En ese contexto histórico, los apologistas e ideólogos del imperialismo mundial teorizaban sobre “El Fin de la Historia”.

Resultó ser que el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, por vía de la negociación, llegaba a los Acuerdos de Ginebra, Caracas, San José, entre abril y junio de 1990. Luego se amplían los Acuerdos en México, Nueva York I y II en el año 1991.

Se concluye ese proceso el 16 de enero de 1992, con los Acuerdos de Paz ya completos, iniciándose efectivamente la puesta en práctica de la paz, bajo el auspicio y observación permanente de la Secretaría General de la Organización de Naciones Unidas.

Lo anterior debe ser altamente valorado, porque demostró en la práctica la validez de las tesis del FMLN, que la revolución salvadoreña tenía la razón y la fuerza, que sus planteamientos eran válidos y que la experiencia histórica de 22 años así lo ha demostrado hasta la saciedad y con creces.

En el marco de estas valoraciones, debemos contextualizar el nuevo triunfo obtenido por el FMLN; este triunfo es un aporte sustancial a la revolución latinoamericana hoy en el siglo XXI.

Los compañeros Salvador Sánchez Cerén y Óscar Ortiz, son las nuevas cabezas visibles de este proyecto revolucionario, el cual cada día debe profundizarse en aras de consolidar las conquistas logradas y llevar a cabo las que están por venir, para que así el futuro del pueblo salvadoreño se encamine por la senda del buen vivir, planteando paradigmas para una nueva vida, que traiga como producto un futuro promisorio y, por supuesto, siempre alertas ante cualquier tentativa de la reacción interna y del imperialismo mundial.

El FMLN y el pueblo salvadoreño nos están enseñando al mundo entero cómo es que se trabaja en las nuevas condiciones históricas, y cómo es que se construye revolución desde abajo y desde adentro, sin importar modelos de ninguna latitud, porque si algo sobra en El Salvador es espíritu de lucha, inteligencia colectiva y creatividad del pueblo, para no cesar en esta bella tarea de cara al sol de la libertad.

La revolución democrática en El Salvador, nos enseña y nos confirma la tarea impostergable de ser firme en los principios, flexibles en la táctica y sólidos en la estrategia.

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