El grupo finlandés WHS “hipnotizó” con su magia, emoción contenida y despliegue técnico en su presentación del pasado martes por la noche en el Teatro Nacional, en el marco del Festival Internacional de las Artes (FIA 2014).
Lähtö/ Depar es la última producción de teatro visual y circo de la compañía WHS, conformada por el mago y artista visual Kalle Nio, el malabarista Ville Walo y la escenógrafa y vestuarista Anne Jämsa.
De la agrupación finlandesa, probablemente, desconocíamos casi todo. La información suministrada por el FIA y encontrada en internet, daba cuenta de un espectáculo dedicado a los magos e ilusionistas del siglo XIX, en el que una pareja personificaba el final de una relación amorosa; sabíamos que el vestuario y el mobiliario “cobraban vida”, ¿moviéndose por motus propio?
Y sí. Una pareja estaba sentada, cada quien al lado de una mesa con un mantel, un ramo de flores de plástico, una botella, unos platos y dos copas de vino. Atrás de ambos, rozándolos, una gran cortina gris cubría la boca del escenario, una cortina pesada, con pliegues, sostenidas por cuerdas visibles, que en un momento dado los engulle para hacerlos viajar en las memorias y sueños de su relación.
Durante los primeros minutos de la obra se repitió el mismo ritual, los mismos gestos, la misma situación: para que no quedara la menor duda de que esas dos personas estaban en conflicto. Una discusión en donde, paradójicamente, el silencio denso, los culpabilizaba mutuamente.
Se sirvieron vino una y otra vez, un cigarro fue encendido varias veces, el tenedor recogió la comida con harta insistencia, al abrir las cortinas observaron el mar, que proyectado en video, estaba intranquilo, con un cielo gris enmarcándolo.
Este es el epígrafe que convocó al público a vivir la experiencia poética, la emoción contenida, minimalista, en tenso contraste con el expresionismo formal, técnico. La ilusión, la magia, la danza, el teatro, el vestuario y la escenografía se entrelazaron de manera sutil y a la vez intensa, creando un entramado que, escena tras escena, contó una historia experimentada por todos los congregados a la liturgia escénica: la conclusión del amor.
La dramaturgia de Lähto/Depar transitó entre lo onírico y los recuerdos, el amor y el desamor, los encuentros y desencuentros. Creó imágenes poderosas ancladas en el soporte del video, en la ilusión de los espejos y sus refracciones, en la magia de los elementos que se mueven por sí mismos, como si tuvieran vida y hasta alma, si es que existe.
Todo ello, en contraposición con una gestualidad restringida, de la mano que acaricia con suavidad, el abrazo que al separarlo rasga los vestidos, la imposibilidad de acercarse porque es irreversible el sentimiento despojado, aún cuando trata de devolverse para tocar al otro, su cuerpo, su corazón.
El dúo finlandés interpretó con sobriedad dramática y precisión formal y técnica, una propuesta rica en significaciones, en la que la poesía tomó el escenario para asombrar con su magia y emotividad. Como el aguacero sin agua que cayó en el proscenio, dejando en el aire un rastro impregnado de nostalgia y ambigüedad.
