Sindicalistas, ambientalistas y vecinos culparon a la Secretaría Técnica Ambiental (Setena) por la suspensión, este sábado en Limón, de la audiencia pública para discutir la viabilidad ambiental del proyecto que pretende construir un megapuerto para carga y descarga de contenedores.
Según el Secretario General del Sindicato de Trabajadores de Japdeva (Sintrajap), Ronaldo Blear, Setena y la empresa concesionaria APM terminals expusieron en una pantalla muy pequeña, el equipo de sonido no se escuchaba y fue imposible entender cualquier explicación ni respuesta a las preguntas de los presentes en el gimnasio Eddy Bermúdez, lo que molestó a manifestantes opuestos al proyecto.
Cuando los sindicalistas se acercaron a una mesa de los organizadores para presentar un incidente de nulidad, porque había sido imposible comprender las exposiciones de la sesión, la vigilancia privada del evento habría intentado alejar a la fuerza a un manifestante. Ante ese incidente, el Secretario General de la Setena, Uriel Juárez, decidió suspender la audiencia, a la 1.38 p.m., que debía terminar a las 4 p.m.
“Eso fue una provocación de ellos. Ya casi estaba finalizando. Lo que pasó es que no podían seguir justificando tanta mentira. Esa es la pura verdad”, dijo Blear.
Juárez explicó que algunos sindicalistas “se vinieron encima” a la mesa donde estaban funcionarios de Setena, y por recomendación de la Fuerza Pública el acto fue suspendido.
Desde el inicio de la actividad, a las 8 am, fue difícil la comprensión de las explicaciones del proyecto, no solo por las limitaciones de la pantalla y el audio, sino también por los gritos y pitidos de cornetas de los manifestantes.
Sin embargo, Sandra Mora, funcionaria de la Junta de Administración Portuaria de la Vertiente Atlántica (Japdeva), sostuvo que gritaban “no se oye, no se oye”, porque ni se escuchaba ni se veía lo que presentaban en una pantalla.
El presidente de la Federación Conservacionista (Fecon), Mauricio Álvarez, atribuyó la responsabilidad de lo ocurrido a la Setena y a la empresa concesionaria, pues intentaron hacer una audiencia pública muy estructurada , sin permitir que las personas se expresaran con espontaneidad, con fuertes limitaciones para ingresar al gimnasio que dejaron a muchas personas afuera.
El exembajador costarricense en Trinidad y Tobago, y ciudadano limonense, Ricardo Thompson, lamentó no haber podido entrar a la audiencia para manifestarse a favor del proyecto “porque un grupo tomó el gimnasio”. Vestido con una camiseta que decía “yo quiero para Limón trabajo”, defendió el nuevo puerto porque en su opinión traería empleos y progreso a la provincia.
Blear sostuvo que la principal crítica no es al proyecto del nuevo puerto sino a la exclusividad que se daría a la empresa concesionaria holandesa para la carga y descarga de barcos cargados con contenedores. “Nosotros podemos convivir con la empresa privada y podemos competir. Pero aquí quien tiene miedo es APM terminals, que exige exclusividad”, dijo el sindicalista.
El proyecto implica la construcción de una isla artificial de 80 hectáreas al frente de la playa de Moín, por un costo cercano a los $1.000 millones, que significaría, según organizaciones ambientalistas, la extracción y depósito de 10 millones de metros cúbicos de lodo marino frente a la costa limonense, capaces de contaminar arrecifes coralinos al sur de Limón. También afectaría zonas de desove de tortugas verdes, en peligro de extinción, y humedales protegidos por convenciones internacionales.
Según el estudio de impacto ambiental presentado por la empresa este sábado en Limón, el lodo removido en la construcción no afectará arrecifes coralinos, el nuevo puerto protegerá las anidadas de las tortugas al garantizar seguridad en la playa de Moín y se mitigarán los impactos a los humedales.