Estuvimos tan cerca como esa ruleta rusa de los penales nos lo permitió soñar. La selección de Costa Rica fue todo garra, todo entrega, todo corazón. Tuvimos a Holanda sufriendo hasta el final y al mundo con los ojos puestos sobre nosotros.
No vamos a semifinales, nuestro sueño quedó aquí, pero nadie lo pudo tocar, se va invicto como nuestro equipo sale Brasil.
Pinto nos enseñó en esta Copa del Mundo que no hay que tener figurones para figurar, que basta con saber qué es lo que se tiene y trabajar muy duro para sacarle lo mejor, para hacerlo mejorar cada día.
Antes del partido de hoy habíamos dicho que casi ningún resultado nos podría borrar la sonrisa, pero quedarnos en el camino después de luchar tanto y quedar tan cerca, inevitablemente nos provoca alguna lágrima.
Salimos con la cabeza en alto, con el orgullo intacto. A Costa Rica nadie lo pudo vencer en Brasil 2014: ni los excampeones, ni los favoritos, ni los árbitros, ni la FIFA. Nos vamos porque así es el fútbol: un día lo da y al siguiente lo quita por la misma vía.
Hoy los ticos en Brasil nos sentimos más que orgullosos de llevar la camiseta tricolor. Hoy los brasileños cantaron, gritaron y sufrieron con nosotros. Hoy salimos aplaudidos de Copacabana, como salió aplaudida nuestra selección en cada uno de sus cinco partidos.
Sobra decir que a estos héroes hay que recibirlos en grande, porque nos hicieron creer a todos y pusieron el nombre del país en lo más alto. Hoy dudo que haya un brasileño, holandés, griego, inglés ó italiano que no sepa en dónde está Costa Rica.
El futuro lo tendremos que analizar después. Hoy reposemos relamiendo las mieles de este sueño mundialista. Repasemos cada gol, cada celebración, cada tapada de Keylor. Y por favor, no más violencia en los hogares.