Por segundo año consecutivo, la sección de Extensión Cultural de la Vicerrectoría de Acción Social de la Universidad de Costa Rica (UCR) lleva a cabo un proyecto de tutorías de las pruebas nacionales de bachillerato, dirigido a estudiantes de colegios indígenas.
Las tutorías son impartidas por estudiantes de diversas carreras de la UCR, en las comunidades indígenas ubicadas en distintos puntos del territorio nacional.
Euclides Hernández, director de Extensión Cultural, explicó que el proyecto consiste en implementar acciones cuyo objetivo fundamental es mejorar las oportunidades de ingreso de estudiantes indígenas a la educación superior.
Como parte de ese conjunto de acciones se consideran tres componentes principales: el acuerdo socioeducativo, las tutorías para bachillerato y la mediación cultural.
Johnny Arias, funcionario de la Vicerrectoría de Acción Social, detalló que han trabajado con colegios de la zona sur, de Talamanca y de Chirripó. También añadió que es común que se acerquen estudiantes de colegios cercanos.
La mayoría de los colegios atendidos se posicionan en los últimos lugares de los escalafones de éxito en bachillerato.
Hernández comentó que, en cuanto a infraestructura, el esfuerzo del MEP es excelente. Sin embargo, cree que en lo académico existen muchas carencias.
Agregó que el acuerdo socioeducativo trata de reuniones de coordinación con el ecosistema de la institución educativa: directores, padres de familia y asociaciones indígenas, ya que se necesita el mayor apoyo de la comunidad para llevar a cabo las tutorías y la mediación cultural.
En el caso de los padres de familia, se les habla sobre el sistema educativo superior, las oportunidades que ofrecen las diversas sedes, los apoyos económicos, entre otros temas. Esto se hace porque muchos indígenas piensan que ir a una universidad puede resultar muy caro o que está realmente lejos de la comunidad.
Mientras tanto, en el tema de las tutorías, cabe mencionar que estas son impartidas por alrededor de 50 estudiantes de la UCR a indígenas de cuarto y quinto año; esencialmente se refuerzan los contenidos de los temarios de bachillerato.
Estos jóvenes de la UCR pertenecen a los programas de voluntariado y liderazgo y de Trabajo Comunal Universitario; cada uno recibe inducción de pedagogía y de aspectos culturales, para garantizar el éxito en las tutorías.
De acuerdo con Hernández, las tutorías obligan a una dedicación muy intensa, ya que van desde abril hasta octubre, de viernes a domingo. “Hay una gran solidaridad por parte de los estudiantes universitarios”, destacó.
Respecto al tercero punto, la mediación cultural, implica traer a todos los estudiantes indígenas que están recibiendo las tutorías a la feria vocacional de la UCR, con el fin de que conozcan al sistema de educación superior como una oportunidad activa en sus vidas. Además, los indígenas comparten con sus pares que ya son estudiantes universitarios, para que les aclaren dudas sobre la realidad que afrontarían.
Hernández afirmó que “los estudiantes indígenas quieren ingresar a la universidad; no todos quieren estar atados al destino que hay en sus comunidades: dedicarse a jornaleros de una empresa o a la autosubsistencia. Igual, muchas mujeres indígenas jóvenes ya no se ven en el destino de muchas otras: quedarse en la casa, casarse, embarazarse a muy temprana edad, y aspiran a otro proyecto de vida, con mayor desarrollo humano”.
Johnny Arias añadió que se les brinda una capacitación para comprender un poco más el proceso de admisión y la importancia de las fechas establecidas. Asimismo, se les facilita material para la prueba de ingreso.
En los colegios donde no se imparten las tutorías, igualmente llaman para conversar con los directores sobre la inscripción de estudiantes en el proceso de admisión. Posteriormente, contactan estudiante por estudiante para su respectiva capacitación.
Los números
Al día de hoy, 45 estudiantes en las cinco universidades estatales son indígenas. En el proceso de admisión 2014-2015, 23 que recibieron las tutorías lograron ingresar al sistema de educación superior, 11 de ellos a la UCR.
Hernández aclaró que, a pesar de los resultados, no pueden establecer una relación de causa efecto; pero en la evaluación verán si los estudiantes indígenas consideran que las tutorías incidieron, y esperan que en el proceso 2015-2016 se dé un incremento.
La Oficina de Registro reportó que para el proceso de admisión 2015-2016, 302 personas se inscribieron de colegios en territorios indígenas. De ellas, 128 forman parte del proyecto de las tutorías. Hernández dijo que siempre se les recuerda que sin bachillerato ganado no hay opción universitaria.
Según el funcionario, para un indígena dejar su comunidad e ingresar a la universidad es un paso difícil, que requiere de un proceso y adaptación. Por eso, una vez que ingresan a la UCR, Extensión Cultural les da seguimiento.
Actualmente, los estudiantes indígenas poseen un sitio de reunión en Casa Valle (contiguo al edificio Saprissa). La idea es que se apoyen entre sí académicamente y socialmente, al tiempo que se procura que reciban sus becas y apoyos universitarios todos los semestres.
“Estamos trabajando para juventudes de pueblos indígenas que, por situaciones históricas, han tenido que experimentar y sufrir una inequidad alta. Tratamos de aportarles un grano de arena, darles un empujoncito. En lo cualitativo, que los jóvenes indígenas sientan que son parte de la sociedad costarricense, que son tan jóvenes como todos los demás del país. Eso son impactos cualitativos importantes que a mediano o largo plazo pueden tener efectos positivos en el desarrollo de los pueblos y territorios indígenas”, expresó Hernández.
Beneficios de tutorías
Abigail Rodríguez es indígena de la comunidad de Salitre, en el cantón puntarenense de Buenos Aires. También es estudiante de primer ingreso de la carrera de Psicología en la Ciudad Universitaria Rodrigo Facio. Ella aseguró que las tutorías fueron muy provechosas, ya que debido a la huelga de profesores del año pasado, muchos contenidos de Cívica, Estudios Sociales y Español fueron cubiertos por las tutorías. “Las tutorías vinieron prácticamente a darme la materia para no quedarme atrasada”, puntualizó.
La estudiante hizo ver la decisión de ingresar a la UCR fue difícil, pues representaba un cambio radical en su vida diaria, desde cambiar de residencia hasta relacionarse con personas distintas.
A su parecer, en Salitre el ambiente es más familiar y cálido, mientras que en San José las personas son más individualistas y solo se preocupan por ellas mismas.
En momentos difíciles cuando ha querido devolverse a su comunidad, contó que el grupo indígena organizado de estudiantes universitarios −que se reúne en Casa Valle− la ha apoyado en todo momento, a continuar con sus estudios y no darse por vencida, pese las adversidades. “A pesar de que no todos vinimos de las mismas comunidades, hay algo que nos une”, enfatizó Rodríguez.
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