Sonia Alfaro mientras trabajaba en una de sus pinturas que hoy se exhiben en el Melico Salazar. (Foto: cortesía de Sonia Alfaro)
Sumergidos, una exposición de la artista Sonia Alfaro, en la sala Dinorah Bolandi del Teatro Melico Salazar, inaugura este nuevo espacio para artistas emergentes o que no cuentan con suficientes oportunidades de mostrar su obra.
La artista Sonia Alfaro fue la elegida entre un grupo de 20 participantes para darle la apertura oficial a la sala, que tiene la particularidad de que permanece abierta durante los espectáculos que se presentan en el Teatro, lo que permite la exposición de las obras a un público más numeroso.
Alfaro, oriunda de Grecia, Alajuela, expresó que estaba muy contenta y agradecida con el grupo que hizo la curaduría, así como poder contar con esta opción para mostrar su trabajo.
Las 11 obras elegidas, de entre muchas, tienen un vínculo: la preocupación de la pintora por el agua, tema sobre el que ha indagado y se ha manifestado en sus creaciones desde hace diez años. En su carrera, ella ha expuesto en Francia, México y Oregon (Estados Unidos).
“Yo estudié pintura en la Universidad de Costa Rica (UCR) y también Estudios Sociales, y por eso me viene esa preocupación por el agua, que es un tema de suma importancia en la actualidad en el mundo”, dijo.
El abordaje de la temática pasa por una mirada abstracta, apuntó Alfaro, quien dijo que, si bien todo depende del asunto que se trate, es partidaria de esta técnica y no tanto de lo figurativo.
“Un tema como el del agua se puede tratar de forma grotesca y a partir de lo evidente. En mi caso he preferido presentarlo de otra manera y creo que es tan válida como cualquier otra”, comentó.
Para Alfaro, el espacio que abre la sala Dinorah Bolandi es de suma importancia, porque cada día los artistas costarricenses cuentan con menos posibilidades de exponer sus obras.
“A la gente normal no le gusta ir a las galerías de arte y cada vez es más complicado exponer en ellas. Pienso que en todos los edificios públicos debería haber exhibiciones. Para los artistas, es trascendente el poder mostrar su creación y en Costa Rica cuesta mucho”.
Otro de los elementos que resaltó es que la Dinorah Bolandi permanezca abierta en horarios en los que no es usual poder ver arte. “Las salas tradicionales abren en un horario en el que la gente está trabajando y, por lo tanto, no tienen posibilidades de ir a ellas. En la Dinorah Bolandi, por el contrario, tiene un horario en el que la gente puede ir cuando hay espectáculos y a horas diferentes. Eso es excelente para que se puedan apreciar las obras”.
Por el Teatro Melico Salazar pasan en promedio 40000 personas en los distintos espectáculos que se ofrecen; el propósito, según Carlos Acevedo, administrador de la sala, es que parte de ese público aprecie las exposiciones.
Alfaro da clases de arte en un aula especial del Liceo de Escazú y dos días a la semana lo dedica a pintar, que es su gran pasión. “Para mí es todo un desafío, por ejemplo, enseñarle arte a un niño ciego o a uno sordo. Tengo que ver cómo le transmito esa sensación del arte”.
ARDUA SELECCIÓN
Acevedo detalló que a la convocatoria para escoger a la primera exposición acudieron 20 artistas y todos de gran valía, por lo que la selección resultó difícil. Al recibir tan buenas propuestas decidieron acortar los períodos de exhibición, que pasaron de dos meses a uno.
De esta manera, Sumergidos estará disponible hasta el 18 de julio del presente año; luego, el artista Julio Vega tendrá su oportunidad.
Respecto a los criterios técnicos que empleó la Comisión de Curaduría, integrada −entre otros− por Ricardo Alfieri, Acevedo y Li Briceño, de la Asociación de Artistas Visuales, consideró la forma en que Alfaro trabaja las “texturas”.
La Comisión, luego de recibir la propuesta de Alfaro, decidió visitar durante toda una jornada su taller y hurgar entre todas las obras. “Eran como 35. Se ve que trabaja mucho y, como son de un gran formato, solo escogimos unas cuantas”.
Tras la exhibición que hará Julio Vega, vendrá una colectiva y así seguirá la agenda, que ya está llena para el resto del año. Entre ellas habrá una muestra de ceramistas de la UCR, la cual busca darles un espacio a estos artistas que no siempre hallan posibilidades para mostrar sus piezas, precisó Acevedo.
La sala –en el segundo piso− lleva el nombre de Dinorah Bolandi en honor a esa gran artista costarricense, a quien en 1990 le fue otorgado el Premio Magón, el más alto galardón para un nacional en el campo de la cultura. La entrada es gratuita y los interesados pueden asistir a ella en el horario en que el teatro esté abierto.
