Polémico ensayo sobre la cultura española

El periodista y escritor Gregorio Morán levanta hoy una fuerte polémica por su visión crítica acerca de los intelectuales que dirigen la Real Academia

El periodista y escritor Gregorio Morán levanta hoy una fuerte polémica por su visión crítica acerca de los intelectuales que dirigen la Real Academia de la Lengua.  (Foto: Cortesía diario El Mundo)

Precedido por una sonada polémica, hoy aterriza en las librerías el ensayo El cura y los mandarines. Historia no oficial del Bosque de los Letrados, en el que el periodista y escritor Gregorio Morán arremete contra gran parte de los intelectuales que protagonizaron el final del franquismo y la transición española a la democracia.

El controvertido libro de más de 800 páginas llega con dos meses de retraso. La editorial Planeta tenía previsto su lanzamiento para octubre, pero con la portada ya impresa y a falta de apenas unas semanas comunicó a Morán que era necesario eliminar su penúltimo capítulo. ¿El problema? El escritor arremetía con ironía contra “la pasión académica que le entró a la inteligencia española”, y justo en esas fechas, Planeta lanzaba la flamante nueva edición del diccionario de la Real Academia Española (DRAE).

«El problema de la censura ahora no es un asunto político, sino estrictamente económico», explicó hoy el mordaz periodista durante la presentación del libro en Madrid. Y apuntó a la golosa tirada de 450.000 ejemplares con que salió la edición número 23 del DRAE, «un dineral» para cualquier editorial. Como señala en el prefacio de la actual edición, publicada finalmente por Akal, «en ocasiones los libros son como las armas de fuego: las carga el diablo».

El capítulo de la discordia, que puede leerse íntegramente, se titula «¡Todos académicos!» y no habla precisamente bien de los miembros de la institución que este año celebra su tercer centenario. «La Academia concede una pátina de aristocraticismo cultural a aquel que la ambiciona», supone «entrar en un club como no hay otro», declaró Morán. Pero lo fascinante es lo que sucedió con aquellos intelectuales que pasaron «de progres en los 60 a moderados en los 70, conservadores en los 80 y reaccionarios en los 90″.

Desde Dámaso Alonso a Pedro Laín o Camilo José Cela, Morán carga contra los que él considera «mandarines» de la época y «trepas». La mirada crítica del autor que ya se atrevió a desencumbrar a Ortega y Gasset en El maestro en el erial (1998) se centra especialmente en el actual director de la RAE, Víctor García de la Concha, y su «ambición de poder». «Tipos como él, si no son académicos, ¿qué serían?», declaró.

En un año en el que tras la muerte del presidente Adolfo Suárez y el relevo en la corona han llovido las revisiones sobre la etapa que siguió al fin del régimen franquista (1939-1975), Morán no se queda atrás: en su ensayo El precio de la transición apuntaba que los autoelogios de los protagonistas de este período «olían a pescado podrido», aunque concede que actualmente ese autobombo «ha bajado bastante el pistón».

Tras la especie de «espejismo» que siguió a la muerte de Franco, el Partido Socialista de Felipe González llegó al poder en 1982 «con una concepción ilustrada a lo siglo XVIII». Según afirma el periodista citando a Rafael Sánchez Ferlosio, «en cultura, compró todo lo comprable». Los medios de comunicación y los intelectuales de aquella época se volcaron con el PSOE y, «en una sociedad no muy habituada a la crítica, aquello fue un cáncer cultural».

Como hilo conductor para construir este ambicioso ensayo en el que ha invertido diez años, Morán se sirve de la figura de Jesús Aguirre, que pasó de sacerdote a director de la editorial Taurus y duque consorte de Alba. «El cura Aguirre era una persona de la que todo el mundo me hablaba mal (…) Pero su trayectoria es impresionante, no hay acontecimiento en el que no estuviera presente», declaró. Según el autor, él encarna a la perfección las relaciones entre cultura y poder que se vivieron entre 1962 y 1996.

Con todo, aunque afirme que España es un país «donde los mediocres tienen la oportunidad de convertirse en depositarios del canon», el libro también es, a su manera, un homenaje a quienes se apartaron de esa «institucionalización de la cultura», tales como el «olvidadísimo» Max Aub, Juan Benet o Luis Martín Santos, entre otros. Para el resto, ya lo afirma en el prefacio: «Los escritores disponen de unos instrumentos que de pronto se convierten en escopetas».

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