El trabajo en equipo y el cambio de actitud impregnados con la llegada de Pablo Martínez fueron las claves para que las jugadoras de la Universidad de Costa Rica ganaran la Liga Universitaria el pasado 28 de junio. (Foto: Federación Costarricense Universitaria de Deportes)
Pablo Martínez tomó a un equipo que venía de clasificarse en el último partido a las semifinales en la Liga Universitaria, un equipo que había ganado únicamente dos de ocho cotejos –ambos a la Sede de Occidente de la misma Universidad de Costa Rica–, y lo convirtió en campeón.
Bastó con que empezaran las semifinales. Este equipo, que se veía raquítico, debía empezar de cero luego de la salida por jubilación del veterano entrenador William Zúñiga Pana, tras 17 años consecutivos en el equipo celeste y 41 de trayectoria profesional. Hubo un giro de 180º en los momentos claves del campeonato universitario; en partido único, donde el margen de error era nulo, el equipo celeste eliminó al Instituto Tecnológico de Costa Rica con un marcador de 51-63, y luego, en casa, batió 50-41 a la Universidad Nacional, para coronarse campeón de la Liga Universitaria de Baloncesto a finales de junio.El mayor gestor de cambio fue Pablo Martínez, nuevo entrenador del equipo de baloncesto femenino de la UCR, un hombre joven pero con experiencia, pues hizo campeón a San José en los Juegos Nacionales Guanacaste-Zona Sur y ahora llegó a cambiarle la cara a un equipo de jugadoras talentosas.
Sin embargo, Martínez rehúye al mérito y reconoce el trabajo ya construido por su predecesor, William Zúñiga, durante generaciones, así como de su asistente Gabriela Alas.
“Es un equipo con muchachas muy disciplinadas y se ve que han sido muy bien trabajadas por el profesor William Zúñiga y por Gabriela Alas, que estaba con ellas en el proceso pasado. Yo lo que las dirigí fue en realidad dos juegos, nada más: la semifinal y la final. Entonces, más que todo el mérito del campeonato cae sobre el cuerpo técnico anterior que hizo la mayor parte del trabajo”, explicó Martínez.
Sin embargo, para algunas de sus pupilas se ocupaba un cambio de timonel.
Tal es el caso de Sofía Jiménez y de Natalia Morera, quienes consideraron que la mejora de rendimiento y el cambio de actitud vinieron con la llegada de Martínez. “(Pablo Martínez) es muy estricto y es algo que nos faltaba, nos implementó disciplina, orden defensivo y es una nueva forma de trabajar y entrenar”, explicó Jiménez.
“Tiene una visión más amplia de abrir la cancha y se lo logra transmitir a todas, la manera en que Pablo (Martínez) nos entrenó nos hizo ver el baloncesto de forma integral, se puso la camiseta de la U y fortaleció la unión de grupo” fueron las palabras de Morera.
No obstante, ambas coincidieron en la importancia del trabajo en equipo y en el reconocimiento de los distintos estilos de juego. “Don William (Zúñiga) – el anterior DT– es cómo empezó el baloncesto femenino y Pablo (Martínez) es evolución”.
“Sabíamos que el estilo de cada uno es diferente; o uno se adapta o se va”, agregó Jiménez, quien enfatizó en la prioridad del trabajo en equipo y el orden defensivo. “Para ser campeonas es fundamental el trabajo en equipo. Por más que se entrene, si no hay trabajo en equipo eso se va a ver en la cancha”, explicó Morera.
Por su parte, otra de las pupilas, Daniela Ruiz, optó por reconocer los estilos de ambos entrenadores y considera que los cambios de rendimiento se debieron más que todo a la llegada de nuevas jugadoras y su adaptación tanto al estilo de juego inculcado por ambos entrenadores como a las compañeras que ya estaban en el equipo. “Los dos entrenadores son excelentes: don William tiene una experiencia invaluable y sabe leer los juegos, y don Pablo tiene muchas ideas nuevas de cómo leer el juego. Al principio nos costó ordenar jugadoras nuevas con otras anteriores, este campeonato (la Liga Universitaria) tuvo mejor nivel, nos agarraron en desventaja y en proceso de acoplamiento, pero al final fuimos un grupo bien complementado”, mencionó Ruiz.
Las tres jugadoras coinciden en la importancia de la Liga Universitaria para saltar a la Primera División, independientemente de que algunas de ellas militen en otros equipos de la máxima categoría, y agregan que sirve de preparación para el Campeonato Nacional, cuya fecha de inicio aún no ha sido agendada.
“Da tiempo de implementar y adaptarse a los cambios, la Liga de Desarrollo (Primera División) tiene un nivel mayor de exigencia, jugadoras más veteranas; las Ligas Universitarias son importantes para que nos vaya bien en la Primera División”, finalizó Jiménez.
“La Liga U es importante para tener un parámetro de cómo estamos y es importante por ser vitrina para colocarse en otros equipos”, agregó Morera.
“Nos sirvió para que las de nuevo ingreso se sientan parte del equipo y conozcan la presión de jugar un campeonato. La idea es tener un mejor resultado en la Primera División (la temporada anterior fueron eliminadas en semifinales por Goicoechea, actual campeón) y que puedan estar listas y jugar con las que ya estaban”, señaló Ruiz.