Caja o muerte

A los Médicos. Ya es tiempo de que nos cuestionemos por qué la esperanza de vida de los médicos es 63 años en promedio,

A los Médicos. Ya es tiempo de que nos cuestionemos por qué la esperanza de vida de los médicos es 63 años en promedio, por qué formamos parte de los profesionales que más se divorcian, por qué muchos de nuestros hijos terminan desamparados y en la drogadicción, por qué mientras recitamos a nuestros pacientes estilos de vida saludables somos los que menos los practicamos.

Para qué más dinero si la mayoría de los juguetes y excentricidades que compramos no los podemos disfrutar porque no tenemos tiempo; nuestros hijos y esposas son unos completos desconocidos, porque es tan poco el tiempo que les dedicamos que son como inquilinos del mismo hotel, que los vemos solo en las noches unos momentos y muchas veces ya están dormidos cuando llegamos.

“Lo que realmente importa no es qué tan hermosa sea tu flor, sino el tiempo que le dediques”.  Pero el tiempo es nuestro mayor enemigo y esta es la triste comedia que representa la mayor parte de las vidas de nosotros los médicos. No obstante, hoy podemos luchar por salvar nuestra principal fuente de trabajo, la Caja Costarricense de Seguro Social, hacer los ajustes necesarios para lograr un ambiente laboral sano y eficiente, sin desastres administrativos y financieros, en el que podamos realizarnos a plenitud como profesionales, y así tener trabajos dignos en los que basten 8 horas diarias para poder tener un entorno personal, familiar y social más gratificante y humano, que nos muestre el camino a la verdadera felicidad.

Al pueblo costarricense. En Estados Unidos y muchos otros países prácticamente todos los servicios de salud son privados. Para aquellas personas que no puedan pagar seguros de salud caros, lo único que queda es conformarse con ser atendidos solo en casos de extrema urgencia,  para que no mueran y estorben en las calles. “Para muestra un botón”: por realizar una cesárea en nuestro país dentro del Seguro Social se le paga a un especialista aproximadamente ¢5000, pero si este mismo especialista la practica en una institución privada se cobra, según la autoestima del médico, entre $1000 a $3000.  Me pregunto si es este el modelo de salud que queremos para nuestra Costa Rica, basado exclusivamente en los intereses privados por enriquecerse unos pocos, deshumanizante, garantizado solo para los que paguen altas sumas de dinero, y olvidando la solidaridad, equidad y caridad por nuestros semejantes. La Caja es un bello ideal concebido por visionarios e irrepetibles próceres de la patria que debemos salvar, retomar y pulir cual diamante en bruto, para que de él sigan beneficiándose nuestros entrañables hijos y nietos.

Qué hermoso ejemplo el de nuestros abuelos que, basados en valores como el respeto, obediencia y temor hacia los padres, trabajo, dedicación, disciplina y unión familiar, nos heredaron una Costa Rica sobresaliente no solo en progreso económico y social, sino un ambiente óptimo para el desarrollo humano integral, con un sistema de salud ejemplar. No así, sin aprender de sus errores y peor aún sin seguir sus excelentes costumbres, nosotros, supuestamente con mayor escolaridad pero irreverentes, faltos de humildad y de sentido común, con alevosía hemos asesinado esta añorada forma de ser costarricense. Y hoy nos preguntamos por qué tanta inseguridad, corrupción, irrespeto, violación de la vida y deshumanización.

Pero este es un nuevo día y la vida siempre nos da otra oportunidad. Aboguemos primero por un cambio drástico a nivel individual. Examinemos nuestras conciencias y cambiemos nuestras formas de vivir y de pensar. Exijamos el poder elegir responsablemente a nuestros gobernantes, ministros, diputados, altos jerarcas y funcionarios de las instituciones públicas; no por burda politiquería, sino porque verdaderamente tienen la formación humana e intelectual más adecuada para seguir el camino correcto. Despertemos de este insulso sueño colectivo, entendamos que si no hacemos algo por  nuestra querida Caja Costarricense del Seguro Social la perderemos para siempre, perdiendo también nuestra paz social. Realicemos valientemente los cambios necesarios a nivel personal, familiar y social, para tener un mejor futuro y si es oportuno adoctrinemos la posición de algunas utopías socialistas, alzando con hidalguía nuestras antorchas ante la adversidad, defendiendo y adoptando los nobles ideales como el verdadero sentido de nuestras vidas y elevando unidos nuestra voz para creer y decir: ¡Caja o muerte!

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