A propósito de la construcción de un canal interoceánico en Nicaragua, el grueso de los costarricenses no fija una posición precisa. Me atrevería a señalar que ni el mismo Gobierno de la República lo ha hecho, al limitarse (por el momento) a exigirle al gobierno de Ortega documentación de las implicaciones ambientales.
Hace poco más de un año fue adjudicada la Concesión de la construcción del Gran Canal por el Parlamento nica, y recuerdo claramente las palabras de la perspectiva del presidente Ortega, en una conferencia de prensa aquellos días, refiriéndose a eventuales beneficios económicos para Costa Rica.Pese a esta realidad, en Costa Rica no ha caído en cuenta la trascendencia de este hecho histórico, y dentro de unos años seremos un país en medio de dos Canales trascendentales y notables para el comercio en América y el resto del mundo.Esto nos abre millones de oportunidades y encrucijadas para constituirnos en un centro logístico internacional, de servicios conexos, inversiones, negocios y demás. Pero, por mucho podríamos llegar a ser el gran centro de distribución de mercancías en esta parte del mundo.
Sin embargo, aún hay compatriotas que les cohíbe y le temen a construcciones grandes y visionarias, pero necesarias, como el caso de la terminal de APM Terminals. Esta empresa cuenta con amplios ejemplos verídicos de calidad, proactividad y avances, por ejemplo: Terminal de Yokohama, Algeciras, Canal de Suez, Rotterdam, entre muchos otros.
Por eso, en este caso, no se trata de castigar empresas que han contribuido al desarrollo del comercio internacional de forma eficiente; a cambio de seguir con la terquedad enfermiza de mantener a unos de los puertos más vergonzosos, ineficientes e ineficaces del globo (Moín y Limón).
Tenemos tiempo para planificar muchas ideas y hacerlas realidades: superiores y ágiles puertos, mejores aeropuertos, sobresalientes vías de comunicación, transporte, ferrocarriles, terminales y hasta un posible “canal seco”.
No se trata de ideologías de derecha-izquierda, estatismos o no estatismos; se presenta el forzoso desafío de lograr Desarrollo por medio del Comercio Internacional en Centroamérica. ¡Que no se nos ocurra quedarnos de brazos cruzados!