Con satisfacción, y para algunos hasta con altivez, fue recibida por la fanaticada liberacionista la noticia que les entregó su estelar diputado Antonio Álvarez, en el sentido de que la deuda por ¢5000 millones, que dejó la no-campaña de Johnny Calamidad Araya, quedará casi liquidada con el pago de $350.000, aporte que ya se hizo a los bancos Lafise y Promérica. La suma fue donada por el mismo Álvarez, el padre de Johnny, Fabio Araya, el no-candidato, o sea Calamidad Araya, Orlando Guerrero (tesorero de la no-campaña) y Marco Cercone, un cordial contribuyente.
Persiste un saldo, señaló Álvarez, que corresponde a intereses (unos ¢60 millones, a diciembre) y otros ¢174 millones por facturas de quienes dieron servicios a la no-campaña de Calamidad.El estado de cuentas lo hizo el diputado a solicitud del presidente del grupo, Bernal Jiménez Monge, quien exigió liquidar las deudas antes de que él abandone su enérgico y lúcido mandato en febrero del 2015.
En esta Asamblea Nacional de los liberacionistas, y de sus ex Presidentes, solo habló, de entre los últimos, el hijo dilecto de la señora Olsen quien, para variar, recordó a su padre: “Si estuviéramos hablando con don Pepe (Figueres), probablemente hubiera dicho: ‘En estas condiciones, ni resucitando yo ganamos’”.
Lo que sentenciaría un muerto, sin duda no puede desmentirse ni corroborarse. Excepto, claro, en sesión espiritista. La Asamblea Nacional emancipadora no daba para tanto.
Sin embargo, y considerando que el periódico OJO (venenosamente figuerista/liberacionista) estima que el hijo dilecto de la señora Olsen es un genio universal, a quien no se ha concedido el mote de Leonardo da Vinci del siglo XXI, solo porque el galardón ya se lo adjudicó Eduardo Doryan Garrón, tras su fulminante paso por la administración pública costarricense e internacional, el talento del expresidente de Costa Rica, podría resolver de una vez por todas los desafíos de financiamiento de quienes han emancipado al país por ya más de medio siglo.
Recuérdese que el hijo dilecto de la señora Olsen factura al menos $1.000.000, por asesoría y que sus consejos y previsiones son buscados desde los más diversos campos y por todas las culturas/gobiernos/corporaciones del planeta (según OJO). Diez asesorías instantáneas o casi (sobre comunicaciones, flujos financieros, tecnologías de punta, previsiones ambientales, educación, trenes de alta velocidad, crítica a los ‘juegos de casita’, etcétera) donadas al partido, le darían a éste $10 millones, menos impuestos. Liquidada material y legalmente la penuria financiera y por un rato largo. Si un breteador y sudoroso grupo entre quienes se encontraba Johnny pudo transferir $350.000 dólares raspando sus bolsillos, qué son $10 millones para quien los consigue cómodamente al ser hiperespecialista en todo de todo (y en cada uno de sus detalles) y es cósmicamente requerido para ofrecer ideas.
Se espera que en la próxima Asamblea Nacional de los emancipadores se informe sobre este oportuno aporte financiero liberador.
Por cierto, en la Asamblea recién pasada (noviembre del 2014) no se alcanzó a dialogar sobre el Congreso ideológico, que planteó como imprescindible en algún momento su presidente señor Bernal Jiménez. El asunto se complicó porque un sector significativo de asambleístas insistió en que “ideológico” se escribía con hache y otro insistió en una moción de forma, para que no se diera la palabra a los en exceso ignorantes. En una de las últimas filas del salón una chica gritaba “¡Qué brutos!” “¡Qué brutos!”, no se supo si con alegría por compartir el sublime momento del final de las calamitosas deudas o por exasperación. OJO, en su momento, distribuirá para toda la vecindad la emancipadora interpretación ortodoxa acerca de estos asuntos.
