Es fácil juzgar a otra persona. Sólo se necesita que el otro exista y que una lengua de alguien que no es ese otro primero también exista y esté dispuesta a hablar.
Juzgar a otro es dictar sobre otro una opinión conclusiva y a veces, o casi siempre, condenatoria.
Hay sociedades y personas que acostumbran a enjuiciar a otros. Es muy fácil hacer esos juicios. Quien juzga a otro casi siempre pontifica desde un casi vigente estado de perfección. Quien juzga además divide a las personas, no une, separa, descuartiza la sociedad desde su perspectiva de peculiar unitarismo.
No te digo que estés equivocado al juzgar así a los demás. Sólo te digo que no tienes derecho a hacerlo.
0 comments