Parece que ahora son pocos los que confían en la honestidad de los miembros de la Federación Internacional de Futbol Asociado (FIFA) y sus órganos extendidos por todo el mundo, verbigracia la CONCACAF, pese a que miles de periodistas, cuerpos técnicos y otros personajes dependen económicamente del masivo ’’deporte’’.
Con el fin de lograr sus objetivos, la Narco-FIFA consiguió elaborar los mejores eslogan publicitarios del mercado, tales como Faire Play y elocuentes campañas contra el racismo; sin embargo, las evidencias recogen la historia futbolera de ayer y de hoy, mostrando el verdadero juego sucio: persistentes golpes ocultos, escupitajos, madrazos, ‘manos benditas, mordiscos y cabezazos impunes’, así como los reclamos descarados de los distintos jugadores para influir en las decisiones arbitrales, reclamando que el saque de manos o la falta cometida es a su favor, todo en nombre del faire play y la fanática ceguera del aficionado. Cientos de anécdotas han salido a la luz pública sobre escándalos del futbol con dinero sucio, partidos arreglados, faltas inexistentes, pagos ilegales a jugadores, a equipos y a federaciones como la que tiene a Eduardo Lee en prisión y a varios miembros de la Narco-FIFA, en custodia, en procesos legales o en las cárceles.
A la vez, el sistema capitalista neoliberal se mueve entre sombras con cierta tranquilidad, a sabiendas de que no existe ninguna autoridad de rango mundial capaz de someter y eliminar este tipo de mafias privilegiadas, puesto que son parte íntegra y esencial del gran sistema globalizador que todo lo controla o, al menos, trata de controlar. Porque siendo la Narco-FIFA el primer órgano mundial globalizado que ejerce su poder internacionalmente bajo sus propias reglas, incluso y vergonzosamente por encima de las leyes y de gobiernos locales, será el ejemplo a seguir por quienes dominan las actividades sociales, económicas, políticas y culturales del orbe, según lo demande la ideología política neoliberal.
Los que han prostituido el futbol buscarán mantener sus posiciones y privilegios; algunos serán sustituidos y muy pocos sancionados, pues el juego debe continuar, eso es claro para la Narco-FIFA y sus aliados, ya que los recursos económicos que controla son inagotables. Como vimos, los tres penales donados a la selección mexicana en contra de Costa Rica y Panamá en el torneo de la Copa de Oro, van mucho más allá de la corrupción común: no fueron hechos aislados ni accidentales; se trata del nuevo gran sueño americano que pretende globalizar su poderío mundial y ampliar su dominio físico y psicológico.
Se ha dicho que la religión es el opio de los pueblos, porque los hace mansos ante el Estado y los somete a su dominio; ahora estamos dando el salto a la globalización, como un novedoso opio forjado a raíz de la acumulación de cientos de necesidades sociales.
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