Laura Chinchilla acudió el pasado 22 de agosto a un acto de reafirmación de la soberanía nacional. (Foto: cedida por la Casa Presidencial)
La posibilidad de que la excitación social generada a partir de las recientes aseveraciones del presidente nicaragüense Daniel Ortega sirva para minimizar la aversión de la opinión pública hacia el gobierno de Laura Chinchilla, no es un recurso nuevo de la actual administración, y no ha dado los frutos esperados.
El mismo análisis se puede hacer al otro lado de la frontera, donde Ortega una y otra vez utiliza el patrioterismo a partir de temas como el río San Juan y ahora la provincia de Guanacaste, para exacerbar los ánimos de la población.
El comunicólogo Carlos Sandoval, investigador del Instituto de Investigaciones Sociales (IIS) de la UCR, afirmó que la presidenta Chinchilla ha utilizado la polémica alrededor de las declaraciones de Ortega sobre la provincia de Guanacaste, como “uno de los últimos recursos de oxígeno político”, pues le queda menos de un año de gestión.
Ortega expresó en un discurso −durante una actividad militar−, que podría acudir a la Corte Internacional de Justicia para reclamar como nicaragüense la provincia de Guanacaste.
“En este momento, más que una coyuntura es un recurso de última hora inscrito de una manera recurrente en esta administración, de utilizar el sentimiento nacionalista”, aseguró Sandoval, quien recordó la polémica en torno a isla Calero en el 2010 y la posterior construcción de una vía de acceso patrióticamente denominada “Ruta 1856”.
Ante la pregunta de si la situación detonada por Ortega fue valorada por la administración Chinchilla como una oportunidad para mejorar su posicionamiento ante la opinión pública a partir de la exaltación de sentimientos nacionalistas o patrióticos, el ministro de Comunicación Carlos Roverssi destacó que luego de que la presidenta Chinchilla ofreciera unas declaraciones iniciales, “han sido los medios de comunicación colectiva los que han levantado el tema”.
Alegó que fueron ciudadanos nicoyanos y posteriormente el Concejo Municipal de ese cantón, quienes decidieron realizar “un cabildo abierto para reafirmar la soberanía nacional y nos invitaron a lo que consideramos un acto cívico”.
“No hemos buscado ni el problema ni el protagonismo, pero que no quede la menor duda que una insinuación de este tipo hacia nuestro pueblo siempre será considerada con la seriedad que ha caracterizado a la política exterior costarricense”, dijo Roverssi.
En su opinión, las declaraciones de Ortega no son algo aislado, ya que “invadieron isla Portillo, territorio costarricense que no fue cuestionado nunca antes”; posteriormente “incumplieron las medidas cautelares impuestas por la Corte Internacional de Justicia, se burlan de ellas y siguen incentivando la presencia de las juventudes sandinistas en la zona”.
Citó además la construcción de un canal interoceánico sobre el río San Juan, que “afectaría gravemente los intereses nacionales”, el cual “frenamos gracias a las gestiones diplomáticas realizadas”. Ahora “amenazan con posesionarse de territorio marítimo costarricense y de perforar pozos petroleros”. Ortega “ha insinuado querer navegar por el río Colorado y que tienen derechos históricos sobre Guanacaste”, acotó.
Por todo ello, “pareciera que en el imaginario de los gobernantes nicaragüenses hay una estrategia preconcebida que no puede considerarse como una simple palabrería, eso no va con el güegüense”.
Ante la pregunta de si se aprovecharía la coyuntura para realizar sondeos de opinión sobre la actuación de la mandataria, respondió que ya tiene una agenda establecida para realizar los sondeos y encuestas y que “no tenemos intención ni de variarla ni de acomodarla a eventos coyunturales que deben ser tomados con mucha cautela y preocupación”.
ESTRATEGIA DE DISTRACCIÓN
Dora María Téllez, quien forma parte del opositor Movimiento de Renovación Sandinista y se ha mostrado muy crítica de diferentes aspectos de la gestión de Ortega, no consideró que la actitud del mandatario nicaragüense sobre Guanacaste tenga relación con la situación adversa ante la opinión pública que ha enfrentado, a raíz de un muy cuestionado proyecto de canal interoceánico que cedió a un empresario chino.
Más bien opinó que la polémica se debe a “simples dimes y diretes” y que en parte obedece “a la necesidad de Ortega de dar sombrerazos; no creo que tenga mayores consecuencias”. Se trata de “un recurso al que echa mano para distraer la atención”.
Téllez cree que la estrategia de exacerbar el nacionalismo para distraer la opinión pública es común a los presidentes centroamericanos en general, aunque destacó que tanto Chinchilla como Ortega “experimentan desgaste en su gestión y es por eso que ponen determinados temas sobre la mesa”.
Sin embargo, estima que esa estrategia de manipulación de masas cada vez es menos efectiva, en razón de que los medios tradicionales −como noticieros y periódicos− “ya no tienen el dominio de antes sobre la opinión pública, porque la gente se puede informar por otras vías”.
Al respecto, el analista Sandoval indicó que se trata de un recurso que Chinchilla ha utilizado a lo largo de su administración y precisó que una encuesta de Unimer para La Nación en octubre del 2010, mostró que la gente tenía una opinión favorable sobre cómo manejó la situación que se dio por entonces con isla Portillo.
“La trocha y concretamente la denominación de la Ruta 1856 se inscribe en la idea de que la política nacionalista da réditos; de manera que hoy vemos una continuidad de esa idea”. Recordó también que en aquel momento Chinchilla participó en una denominada marcha de blanco que se organizó sobre el tema, de manera que esta es la segunda ocasión en que sale a la calle con motivo de diferencias con Nicaragua.
Pese a lo anterior, hoy en día Chinchilla es uno de los gobernantes peor evaluados de América Latina. “Con la apuesta por la política nacionalista les fue como un quebrado; el resultado es muy doloroso para el país y esa estrategia cae en terreno abonado por el chovinismo y la xenofobia; creo que ella lo sabe”, puntualizó Sandoval.
