El Partido Acción Ciudadana (PAC) protagoniza el fenómeno de un partido que, tras acceder al gobierno por primera vez en su historia, mantiene un ala interna que se comporta como su principal opositor.
Es la sensación que se percibe luego de año y medio de que el politólogo Luis Guillermo Solís asumiera el gobierno con una avalancha de votos que apostaron por la propuesta de cambio que ofrecía el PAC.
Los constantes enfrentamientos públicos entre figuras del partido y las ácidas críticas al gobierno que se disparan desde la dividida bancada oficialista por momentos han provocado que el gobierno tenga allí su mayor oposición. Oposición encarnada sobre todo en la figura de Ottón Solís, diputado y fundador del PAC, quien desde Cuesta de Moras lidera una especie de minifracción oficialista con posiciones enfrentadas a Zapote.
Hostilidad que prendió tempranamente en enfrentamientos con los colaboradores de mayor confianza del presidente Solís, como el diputado Víctor Hugo Morales y en su momento el ministro de la Presidencia Melvin Jiménez, hasta que este fue cesado por presiones de la oposición y de su propio partido.
Otras muestras de que las principales astillas del Gobierno provienen de su propio palo son la oposición a la presidencia del directorio legislativo que mantuvo el PAC hasta el pasado primero de mayo con el diputado Henry Jiménez, y la guerra al proyecto de presupuesto nacional 2015 que presentó el poder ejecutivo.
Una de las últimas escaramuzas se dio con motivo de la polémica pública que generó la filtración de una minuta sobre una reunión en la que miembros de la llamada Juventud Progresista del PAC, con puestos en el Gobierno, sugerían el uso de recursos públicos con fines partidarios.
Bajo reproches de corrupción, Ottón Solís exigió sanciones del Gobierno para los implicados. El presidente Solís no esperó para destituir a seis de los involucrados que tenían puestos de confianza en instituciones públicas, bajo el argumento que no podía permitir siquiera que hubiera sospechas de que se propusiera utilizar recursos públicos confines partidarios. Ottón Solís, en inusitada tregua, lo felicitó por la decisión.
La destitución provocó que tres viceministras –entre ellas Ana Gabriel Zúñiga, de la Presidencia– criticaran en redes sociales la medida tomada por el Presidente. Por esa crítica pública las llamaron de Zapote a explicar su posición y luego se les pidió borrar sus publicaciones de las redes sociales; en su lugar escribieron mensajes de apoyo a Solís.
La retractación llevó alivio a Zapote, porque sin ella el mandatario hubiera tenido que despedir a las jerarcas y se hubiera percibido sin duda como una desbandada en su equipo de gobierno.
En Radio Universidad, el político Gustavo Araya comentó el episodio como una muestra de que “no estamos ante un Gobierno homogéneo en sus posiciones y con esas lealtades políticas a que estábamos acostumbrados a ver hace algunos años, sino que estamos frente a una dinámica política fraccionada, digamos casi a extremo”.
Esto tras apuntar a las fracturas presentes en el PAC que no son exclusivas del oficialismo, sino que también se manifiestan en la Asamblea Legislativa, ya de por sí fraccionada en nueve bancadas, sin tener ninguna mayoría suficiente para imponerse y donde, además, hay divisiones prácticamente en todos los partidos allí representados.
TENSIÓN
En este ambiente nació el acuerdo sobre la “Agenda patriótica por el bien de Costa Rica”, para impulsar una serie de proyectos de ley. Firmado el mes pasado por las autoridades del PAC, del Frente Amplio (FA) y del agrupamiento de sindicatos Patria Justa, el acuerdo levantó críticas de otros grupos políticos y avivó las tensiones internas en el partido de gobierno, donde hubo desaprobación a las autoridades del partido por ese compromiso con la izquierda del FA y los sindicatos.
De nuevo, los ataques vinieron de Ottón Solís y del “ottonismo” –el sector más conservador del PAC que antagoniza con la actual dirección del Partido– mientras el presidente Solís se sacudía del acuerdo diciendo que era un asunto que no le concernía y que ni siquiera había sido enterado de esa negociación.
En la oposición aprovecharon esa postura del mandatario para reiterarle acusaciones sobre su falta de comunicación y liderazgo con su propia bancada y con el Partido, al punto de no tener conocimiento del acuerdo.
El jefe de fracción oficialista Marco Vinicio Redondo puntualizó que a todos sus compañeros de bancada se les había pasado un borrador de lo que se negociaba, y él lo comentó con el equipo de la presidencia. Lo que no vieron fueron los términos finales del compromiso, “porque hubo una posición maliciosa de filtrarlo” para crear el ruido innecesario que se ha visto en torno al acuerdo y que obligó a las partes a apurar la firma del documento.
Mientras tanto, ante el señalamiento de que el PAC tiene comportamientos de oposición siendo el partido de gobierno, la presidenta de la agrupación, Margarita Bolaños, apuntó que una cosa es el partido y otra la fracción legislativa, donde reconoció que no ha sido posible coordinar con algunos diputados. “En el partido estamos apoyando al Gobierno y cuando ha habido discrepancias lo hemos manifestado también”, afirmó (ver recuadro).
La naturaleza del PAC
Cuando se le preguntó a la presidenta del PAC, Margarita Bolaños, por qué el partido de gobierno tiene comportamientos de oposición y si los choques internos no socavan a la agrupación política, su respuesta es que es que primero “hay que definir bien lo que es la naturaleza de este partido”.
“El PAC es un partido que no es un partido tradicional ni es un partido de izquierda lásico. Los partidos de izquierda clásicos son partidos muy disciplinados, hay discusión interna adentro, se toman acuerdos y se sigue una línea”. “En nuestro partido, hay una democracia interna muy libre, donde efectivamente la discusión sale fuera del partido. Nosotros sabemos que cuando discutimos un tema se discute abiertamente en público”. En eso la dirigente ve a la vez una fortaleza y debilidad, porque los partidos no siempre tienen que ventilar en público todas sus discrepancias; no obstante, es una fortaleza en el sentido de que detrás de la discusión política no se oculta nada y eso lo percibe la gente.
¿No se debilita el partido con esas polémicas públicas?
–Pues históricamente eso no ha ocurrido. Nosotros nunca hemos dejado de crecer. Si hay algo que estudiar del comportamiento político en este siglo XXI es que el PAC es una excepción a la regla, porque nunca hemos dejado de crecer, siempre hemos tenido más militantes. Por ejemplo, en las elecciones del 2010 fuimos con 63 cantones, en el anterior proceso íbamos con 61, y en este momento hay actividad en los 81 cantones y las siete intendencias.
Y es que el aumento de la militancia es constante en la institución. Como que las contradicciones internas estimulan procesos políticos muy dinámicos. Mi percepción es que la gente sabe que lo que se está ventilando y que las contradicciones están expuestas y detrás no hay más de eso.
Son encuentros generacionales, discrepancias sobre el ritmo, la velocidad o rofundidad en que deben impulsarse los cambios. Hay coincidencias desde el punto de vista ético, en la transparencia; en el cómo hacer hay discrepancias, y son abiertas.
¿Las discrepancias son también con el Poder Ejecutivo?
–Una cosa es la fracción legislativa y otra el partido. En el partido estamos apoyando al Gobierno y cuando ha habido discrepancias lo hemos manifestado también, porque cuando nosotros hacemos una propuesta de campaña estamos obligados a exigir coherencia, que se cumpla lo que se dijo.
En esa medida es un empujar al Gobierno y a las fracciones municipales y la legislativa a que caminen por la ruta que fue trazada en campaña; alrededor de eso se dan las discrepancias internas en términos de profundidad, de velocidad y de método.
¿Fue lo que sucedió con el acuerdo agenda firmado con el FA y los sindicatos de Patria Justa?
–Creo que sí, porque todo lo que se dice en el acuerdo de agenda está en la convocatoria del PAC a la ciudadanía y en el plan rescate (Plan de gobierno). Ahí no hay nada que discrepe y es probablemente en el cómo y con quién hacerlo.
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