Cada día, en Costa Rica se depositan cerca de 110 toneladas de plástico en las playas y ríos del país. Ese es el aporte costarricense a las 270.000 toneladas de residuos que se encuentran flotando en los mares de todo el mundo y que, según la experta española Teresa Berres, son un gigantesco desperdicio de materias primas.
Barres es experta internacional en gestión de residuos sólidos del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Ambiente de España y visitó Costa Rica para participar del “Encuentro de Gobiernos Locales y Gestión de Residuos”, organizado por la Unión Nacional de Gobiernos Locales, Mar Viva y el Ministerio de Salud con motivo del Día Mundial de los Océanos el 8 de junio.
La especialista visitó UNIVERSIDAD para comentar detalles sobre el enorme problema de la contaminación de los mares con residuos sólidos, así como las grandes oportunidades que una gestión adecuada de los residuos puede ofrecer a la sociedad y al medio ambiente.
De acuerdo con Barres, un 80% de los residuos sólidos que flotan en el mar se originan en tierra, mientras que el restante 20% se estima es lanzado al mar por buques y barcos de diverso calado.
“A nivel planetario la contaminación alcanza cifras imponderables. En Costa Rica, según el Ministerio de Salud, se generan millones de bolsas plásticas y envases que acaban en el mar”, comentó Barres.
Según la Fundación Mar Viva, cada costarricense desecha en promedio 120 botellas de plástico cada año, y solo tres de ellas logran ser recolectadas, por lo que el resto queda depositado en el medio ambiente, y buena parte termina en las playas o flotando en el mar.
El Ministerio de Salud estima que en el país un 25% de los residuos sólidos terminan siendo parte del paisaje de ríos y playas, de los cuales forman parte las 600 millones de botellas plásticas que se desechan en el país cada año.
En el mundo, centros de investigación señalan que cerca de 270 mil toneladas de plástico se encuentran flotando en los océanos, fragmentados en 5 billones de trozos, lo suficiente como para llenar más de 35 mil camiones de basura.
MATERIA PRIMA
Para Teresa Barres, el problema de los residuos sólidos en el mar es un tema de desperdicio, pues la inmensa mayoría de los desechos corresponde a materiales que se pueden reciclar y reutilizar, permitiendo bajar los costos de producción y generando encadenamientos productivos de gran relevancia social.
“En muchos de los casos se trata de bolsas plásticas de base petroquímica que se puede reciclar al 100%. El aluminio se puede reciclar una y otra vez, mientras que los embases plásticos, dependen del grado de degradación. Podemos hablar de una recuperación del 90% en cada unidad, lo que significa que no hay que importar más hidrocarburos para tener esa materia prima. Esto tiene repercusión también en la balanza de pagos”, afirmó Barres.
La funcionaria española comentó que en su país algunas universidades han cobijado iniciativas como la recolección de las tapas plásticas de las botellas, las cuales se venden a un precio de 280 Euros por tonelada, y estos fondos se destinan al financiamiento de investigación sobre enfermedades raras en niños, los cuales por ser poco comunes, no encuentran financiamiento en los programas de investigación.
“La recuperación de estas materias primas en España permiten la operación de 5.000 empresas dedicadas al reciclaje, de las cuales el 95% tiene 50 trabajadores o menos y cuya facturación no supera los 4 millones de Euros por año. Sin embargo estamos hablando de una buena cantidad de empleos, de gente que encuentra ahí su modo de vida, cotiza a la seguridad social y se mantiene en el sector formal”, comentó Barres.
Para Barres, esta gestión de los desechos sólidos “desde el origen” debe ser vista como una estrategia de “economía social” para brindar posibilidades de empleo a personas poco calificadas y con necesidades especiales.
ECONOMÍA CIRCULAR
Como parte de su visita a Costa Rica, Barres compartió con las autoridades de Salud la experiencia española en materia de manejo de residuos sólidos, donde se viene imponiendo la idea de la “Economía Circular”, donde el fin de la vida útil de un producto puede convertirse en el inicio del ciclo útil para otro.
“Cuando no podemos evitar generar el residuo, tratamos de reutilizar el producto, alargarle la vida lo antes posible. Lo podemos reintroducir en el mercado de segunda mano y hay mercado suficiente para los bienes nuevos y los que se reutilizan”, indicó Barres.
La experta citó el ejemplo de la panificadora Bimbo, la cual recoge el pan que no se consume en el tiempo indicado en sus paquetes y lo procesa para extraer un ácido que sirve como base para elaborar el plástico con que empaca sus productos.
En esta vía, Barres asegura que los millones de toneladas de alimentos que se desperdician en el mundo se podrían procesar para ser incorporados en suelos dónde existe riesgo de desertificación, mientras que los plásticos pueden ser aprovechados en su potencial para generar calor y energía.
“Cuando hay una lámina de cartón que se deja a la interperie y se descompone, se libera metano, que es 20 veces más fuerte en efecto invernadero que el CO2, y no es un metano que estemos capturando para aprovecharlo para generar energía. Lo mismo pasa con un mueble que se bota a un río o los residuos de madera que vemos flotar en el muchos lugares”, comentó Barres.
“En lugar de eso, esa lámina de cartón podría usarse para empacar libros, podría reciclarse o hasta reutilizarse si no se daña. Todo esto genera empleos”, añadió.
Para la experta, si bien no conoce en detalle la realidad de Costa Rica en el manejo de estos residuos que van a dar a las aguas, sí pudo identificar que el país tiene el marco normativo suficiente para avanzar en el tema de aprovechamiento de estos residuos.
“El momento es idóneo por parte de los gestores locales para reforzar las iniciativas que desde lo privado se puede aportar, existe el marco propicio para empezar a actuar, que permitirá justificar las inversiones necesarias para mejorar en estos temas”, afirmó.
Plástico: principal residuo en playas ticas
Cuando de residuos sólidos se trata, el plástico es el indiscutible “rey” de las playas, ríos y mares de Costa Rica, según se detalla en un estudio del Centro de Investigaciones en Ciencias del Mar y Limnología (Cimar) de la Universidad de Costa Rica (UCR).
La investigación publicada en 2006 encontró que en Costa Rica se pueden identificar cinco grupos de residuos: metal, plástico, materiales celulósicos (orgánicos) y otros; entre los cuáles los plásticos son los de mayor presencia.
Para este estudio se aplicó un protocolo en el que se definía un sector de las playas al azar, para luego recoger los residuos encontrados en una franja de 100 metros por tres metros de ancho.
La investigación mostró un impacto de los residuos plásticos sobre el tracto digestivo de especies como el “marlín negro” y el pez lanceta; además de la contaminación de las aguas con sustancias químicas que se liberan durante la degradación del plástico en el ambiente y que puede provocar cambios hormonales en algunos seres vivos.
En aquel momento se estimaba en Costa Rica una producción de basura de 11.000 toneladas métricas por día, de las cuales más del 82% correspondían a materiales que son reciclables.
El oceanógrafo químico del Cimar, Jenaro Acuña, comentó a UNIVERSIDAD que este estudio no se ha vuelto a actualizar desde entonces.
0 comments