Bogotá- Con la mente puesta en un proceso de paz que eventualmente puede poner el punto final a un conflicto armado de casi 50 años, los colombianos miran con especial interés las elecciones presidenciales del domingo en Venezuela.
Las negociaciones entre el gobierno del presidente Juan Manuel Santos y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) empezaron formalmente en octubre pasado, pero los contactos datan de más de un año atrás en gran parte por la intervención del fallecido presidente venezolano Hugo Chávez.
Rival irreconciliable del anterior mandatario colombiano, Álvaro Uribe (2002-2010), y cercano aliado de Santos, al punto de que cada uno se refería al otro como su «nuevo mejor amigo», Chávez cumplió un rol determinante para que ambas partes trataran de superar la desconfianza para emprender otra negociación tras los fracasos del pasado.
«El mejor tributo que podemos rendir es cumplir con ese sueño de llegar a un acuerdo para el fin del conflicto y ver a una Colombia en paz. Él decía que eso era lo que quería (el libertador Simón) Bolívar. Tenía toda la razón», dijo un apesadumbrado Santos tras enterarse el 5 de marzo de la muerte de Chávez.
Varios dirigentes políticos y analistas colombianos han coincidido en señalar que la ausencia de Chávez no afectará mucho las conversaciones, pues aunque el aporte del líder bolivariano fue fundamental en los meses pasados ahora el proceso ya tiene una dinámica propia en Cuba, sede del diálogo.
El presidente encargado de Venezuela y candidato del oficialismo, Nicolás Maduro, ha asegurado que durante un gobierno suyo se brindará respaldo a las negociaciones en Colombia por los vínculos tan estrechos entre los dos países.
«Cuando sea presidente directamente electo por el pueblo, yo me pongo al servicio, el primer segundo que así sea decretada mi Presidencia, del presidente Santos, de las partes en conflicto, para ayudar a Colombia a la paz. Es un juramento que hemos hecho al comandante y lo vamos a cumplir», dijo Maduro hace unos días.
Las FARC, que desde hace varios años se dicen bolivarianas, no han ocultado sus preferencias de cara a los comicios venezolanos y consideran que lo mejor para el proceso de paz es la ratificación de Maduro en el poder.
«Es indudable que un triunfo, como se espera contundente, de Nicolás Maduro, es una garantía para el respaldo al proceso de paz en Colombia, proceso que favorece a todo el continente», afirmó Rodrigo Granda, alias «Ricardo Téllez», uno de los negociadores de las FARC.
Otro de los negociadores del grupo armado, Luis Alberto Albán, alias «Marco León Calarcá», consideró antes de la muerte de Chávez que una ausencia definitiva de éste no sería tan traumática porque el éxito o el fracaso del diálogo «depende del pueblo colombiano, que es el dueño del proceso».
El candidato opositor, Henrique Capriles, comentó que la simpatía de las FARC por su rival era de esperarse porque un gobierno suyo no toleraría la presencia de guerrilleros colombianos en Venezuela.
«Las FARC están llamando a votar por ‘mentira fresca’. Ellos dicen que les conviene ‘mentira fresca’. Tienen razón, porque aquí no van a seguir secuestrando ni Venezuela va a ser territorio de la guerrilla», advirtió Capriles durante una concentración pública.
La muerte de Chávez probablemente no afectará el inicio de un eventual proceso de paz entre el gobierno colombiano y el segundo grupo guerrillero del país, el Ejército de Liberación Nacional (ELN), en medio de insistentes rumores de que pronto se hará un anuncio en ese sentido.
«Las políticas del gobierno de la hermana Venezuela están basadas en una política de Estado y no cambian por la temprana partida del presidente Chávez», dijo el máximo líder de ese grupo, Nicolás Rodríguez, alias «Gabino», en una entrevista en la que se refirió al proceso de paz con las FARC y la posible negociación con su grupo.