El sueño brasileño de ganar la Copa del Mundo en su propia casa, terminó en pesadilla este martes a manos de los alemanes, quienes les propinaron la derrota más humillante en la historia del fútbol de Brasil.
El marcador de 7-1 parecía salido de una fábula. Los cientos de brasileños que se reunieron hoy en la playa de Copacabana para ver a su equipo en las pantallas gigantes, no podían creer lo que estaban viendo.
El festival en la arena que lucía repleto al iniciar el partido, se vaciaba con cada gol que lograban los alemanes. 5-0 al terminar el primer tiempo, y las caras de los que se quedaban eran cada vez más largas y amargas.
Como si fuese un reflejo del ánimo de los brasileños, la tarde se puso cada vez más oscura y luego dio paso a la lluvia que no logró refrescar el pesar de los “cariocas”.
El gol del descuento animó un poco a algunos, pero para la mayoría el resultado parecía tan irreal, que prefirieron tomárselo con algo de humor.
Algunas caras serias, otras con lágrimas disimuladas por la lluvia. Para Mario Martínez la humillación brasileña ante Alemania no merece sus lágrimas.
“Pésimo, un 7-1 es humillante. Esto no le puede pasar al pentacampeón del mundo en su propia casa, con su gente, en su Copa del Mundo. Entraron con miedo a la cancha. Yo hoy no voy a llorar por esto, porque es humillante. En el 50 todo mundo lloró cuando Brasil perdió 2-1 ante Uruguay, pero hoy no vamos a llorar, estuvo pésimo”, comentó.
Vestida de completamente con los colores de su selección, Rosemary Oliviera no escondió su pesar, pero trató de no tomarse tan a pecho la triste derrota.
“Creo que en el primer tiempo no jugaron con determinación, por eso Alemania hizo cinco en primer tiempo y luego en el segundo hicieron dos más. Estoy muy triste por Brasil porque consiguió hacer nada, pero esto es parte de la vida, se puede ganar o perder. Esperaba más de Brasil”, dijo.
En las afueras del Fan Fest de Copacabana se reportaron algunas “estampidas” de gente corriendo hacia las calles de la ciudad, pero al menos en el recorrido que hizo UNIVERSIDAD por Río de Janeiro, el ambiente lucía bastante calmo.
Inclusive, pese a la derrota, algunos brasileños decidieron no renunciar a la fiesta, y se les pudo ver bailando y riendo en algunos establecimientos y esquinas de la ciudad. Incluso algunos brasileños decidieron unirese al bando ganador y compartir la alegría de los alemanes que celebraron como nunca esta contundiente victoria. La decepción es grande, pero la alegría de los brasileños parece estar por encima de todo.
