Riviera Paradise
Editorial Germinal
2014
Alfredo Trejos
Existen hombres, la mayoría, que ejercen un oficio o profesión en horario de ocho
a cuatro, de lunes a viernes y a final de cada quincena reciben un salario que
les permite mantener a su familia, respaldar sus gustos y comprar mercancías.
Esos hombres cuando viajan en autobús, cuando se rasuran frente al espejo en la
mañana, cuando van al fregadero o al bar, no son ingenieros, no son abogados,
albañiles o barre caños, solo son personas que hacen esas cosas. Alfredo Trejos
no es de esos hombres, él es poeta a tiempo completo y por puro gusto, hace
poesía con todo lo que hace, dicho de otro modo, todo lo que hace le sirve para
hacer poesía.
+Riviera Paradise es un blues-rock de Stevie Ray Vaughan en el que Trejos seve en el espejo, se ve escribiendo solo en mitad de la noche, atormentado por
la presencia mental de una mujer que no lo suelta; ella es un fantasma, casi
un demonio al que él le llama “amor” y a quien le cuenta su vida con ternura y
talento; le cuenta lo que siente sin ella, sus locuras, sus miserias, el lugar donde
se encendió la pólvora, los más mínimos detalles de una cotidianidad que en
manos del poeta “echa a andar el motor del mundo”.
“Pero mi gripe común
no tiene nada de común.
Al menos hoy no.
Hoy que la tengo
por haber dormido junto a vos
que la tenías
es como estar de vacaciones.
Es el precio.
En esto del amor
Hay que exponerse a todo.
Incluso a las armas biológicas.
¿Qué es un poco de dolor,
Unos grados de temperatura,
Un poco de histamina
Si se compara con el complejo mal
de no verte?”
+Riviera Paradise es un libro de amor, el libro de amor de un hombre solo. Parece
ser una costumbre de nuestra cultura el hecho de que todas las canciones de
amor sean canciones de desamor. “Amor, estoy detrás de vos y te paso la lengua
sobre el hombro.” Riviera Paradise es el libro de poemas de Alfredo Trejos que
recientemente publicó la Editorial Germinal, en el cual un poeta maduro consolida
un modo de andar por el mundo, una manera de decirle a una mujer que la ama y
que lo tiene poseído hasta las vísceras. “Sos una bala sostenida frente a mi cara.”
Se lo dice con imágenes que todos tenemos a la mano y que en las manos de
él se vuelven poesía, tal vez la mejor poesía contemporánea que se escribe en
Costa Rica. Se lo dice con una visita al fregadero, con un show de karaoke en un
Tucurrique de Cartago salido del corazón de las tinieblas de Conrad, se lo dice
con una copa de vino en la mano, con una lata de cerveza, con un trago de vodka,
con la intención de cambiar una termoducha, con el mentolato del viejo barbero,
con un informe contable, con una locomotora diésel, con un día de restricción
vehicular, con “money for nothing” o con el deseo de ser un personaje de película
norteamericana, el deseo de ser Tom Hagen, el consejero en el Padrino de
Copola, con el deseo de ser “el poeta consigliere a quien todos escuchan.”
Lo más cotidiano, lo más cercano, lo prosaico es lo poético en este libro unido
por una mujer. En días pasados le pregunté a Trejos qué era lo que consideraba
unía esta selección de poemas, ya que me contó que antes de enviarlos a
la editorial dejó por fuera al menos ochenta. “La relación que tuve el año pasado,
te conté hermano de esa relación. Esa mujer me puso a escribir.” ¿Por qué no
le dedicaste el libro? “Llegamos a un acuerdo, ella me lo pidió, es mejor así, por
ella. Me falta información y me sobra prudencia como para escribir
algo sobre ese tipo de pactos; pero como lector civil y vicioso que soy, celebro
cualquier cosa que haya servido de fuente para esta clase de poemas.
“Me sirvo un trago. Doble.
hago el bailecito de la victoria
al descubrir que tenés cerveza
y un pollo de fuertes huesos,
de buena estirpe.
Me siento a seguir leyendo,
procurándome una buena vista
hacia tu ruta de escape.
Después de todo
sigo siendo un tipo
que en buena parte se alimenta
de lecturas escabrosas,
que en el vapor que escapa de tu ducha
cree ver un alfabeto.”
Y en el alfabeto quebrado y sutil de Alfredo Trejos, con cada poema de +Riviera
Paradise, entramos a un mundo real, a un mundo sin poses ni influencias
sobreexpuestas, entramos en un universo poético donde un estilo propio se
cocina en su tinta, donde los paraísos redundantes llevan un sello personal.
Como parte de este estilo, la cultura norteamericana, que hace rato forma parte
de la nuestra, su música, su literatura, sus películas, son usadas como figuras
poéticas de un lenguaje ágil y natural que nos permite ser los espectadores de
las conversaciones íntimas del poeta, de sus desgarros, de su “Texas flood”, de
su “novela negra”, de su “rawling blues”, de su “war room”, de sus balleneros de
Nantucket que llegan hechos polvo a morir en las naves de las iglesias.
El poeta nos pone como espectadores de alguien que mientras más escribe más se separa
de su amada, de alguien que sabe contar la belleza del desencuentro, el encanto
de lo imposible, el autoengaño de los enamorados. Con Riviera Paradise la poesía
costarricense toma un nuevo impulso y sin ninguna duda, Alfredo Trejos nos
presenta su mejor libro.